BUSCANDO LA VERDAD
Lo amargo del azúcar
Lo amargo del azúcar
Gary Antonio Rodríguez Álvarez / Después de trabajar por más de 25 años viendo cómo se forjaba la soberanía alimentaria del país gracias al esfuerzo de cruceños, bolivianos allegados de todos los departamentos y extranjeros que vinieron apostando por Bolivia, a invertir en Santa Cruz, no puedo sino decir desde lo más profundo de mi corazón: ¡Benditos sean los productores agropecuarios que arriesgándolo todo generan alimentos para los bolivianos y millones de personas en el mundo!
Me precio de ser amigo de productores agropecuarios y agroindustriales, y aprendo mucho cuando converso con ellos, tal el caso de Rodolfo Jordán Tondelli, Presidente de la Unión de Cañeros Guabirá (UCG); Marcelo Fraija Sauma, Gerente General del Ingenio Azucarero Roberto Barbery Paz (Unagro), o Ernesto Antelo López, Presidente de la Asociación de Productores Cañeros (SOCA), de quienes me presté sus ideas a fin de escribir esta columna.
Producir alimentos es noble y arriesgado –casi un apostolado–. ¿Acaso no volvió a garantizarse este 2014 el mercado interno con más de 9 millones de quintales de azúcar barata pese a las pérdidas por el embate climático frente a los 11,5 esperados?
Las deudas suben, los cañaverales envejecen y baja el rendimiento; se disparan los costos de producción por las medidas sociales que impone el Gobierno; el stock de seguridad al que se les obliga implica un costo financiero; no saben si exportarán el azúcar excedentaria por los cupos y licencias que se pueden suspender en cualquier momento...
Los insumos importados siguen subiendo de precio; pese a ello, deben vender a “precio justo” en Bolivia siendo que muchas veces no compensa su esfuerzo; compiten en total desventaja en un mercado internacional distorsionado por los subsidios...
La Ley de Cargas es otro dolor de cabeza. ¿Por qué no ayudarles autorizando el uso regionalizado de bitrenes? Y no es menor el problema respecto al tedioso proceso de saneamiento y titulación de tierras para tener seguridad jurídica y acceder al financiamiento…
El Gobierno insta al productor a aumentar su área de siembra, pero la pesada burocracia y las normas sin ton ni son, lo limitan.
Por eso, el sabor amargo de producir azúcar en Bolivia, cuando debería ser todo lo contrario…
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