Homilía. Los fieles en la Catedral de Sucre, escuchando el mensaje de Jesús Juárez.
EL RECUERDO DEL NACIMIENTO DEL SALVADOR DE LA HUMANIDAD GENERA ESPERANZA
Iglesia en Sucre llama a compartir con los demás
Iglesia en Sucre llama a compartir con los demás
“Navidad es compartir con los demás; es hacer una vida familiar así como hicieron Jesús, José y María; Navidad es intensificar la vida hogareña mediante el diálogo, el amor, el perdón, la tolerancia, la comprensión y el perdón”, expresó el arzobispo de Sucre, monseñor Jesús Juárez, la pasada jornada durante la santa misa de Navidad realizada en la Catedral de Sucre.
De esta forma, una vez más en el día de Navidad se recordó la promesa de las escrituras hecha realidad: el nacimiento del Salvador de la humanidad, “cuando el ángel, los arcángeles y el coro de ángeles anunciaron la buena nueva del nacimiento de Jesús, un momento maravilloso”, evocó la autoridad eclesiástica.
Algunos teólogos dicen que esa noche fue de reconciliación de Dios con toda la humanidad, cuando la divinidad, el consolador del profeta Isaías, descendió para estar con los hombres, proclamando la paz y anunciando la salvación.
Monseñor Juárez expresó su deseo de que Jesús nazca en los corazones de cada uno de los hombres y mujeres para que llenos de júbilo griten que Él es la voz del mundo, el verdadero libertador que nos libró del pecado.
“En el mundo se derraman muchas lágrimas de dolor porque no hay paz, y no puede haber paz si no hay justicia y libertad”, dijo.
Agregó que Dios con su nacimiento creó un solo pueblo y le pidió la promesa de nunca dejar solo a Jesús, viviendo una vida cristiana de fraternidad, en armonía con la naturaleza, porque el hombre es el protector de ella, en hermandad con los demás.
Asimismo, pidió en oración por la iglesia universal de Dios, porque todos reconozcan a la justicia, por el Papa Francisco y los obispos del mundo y de Bolivia, porque en todas las naciones del mundo reine la paz y la hermandad universal, por los pobres y los enfermos, por los desterrados y los emigrantes, los prisioneros, por los que están viviendo horrores en las guerra, por los muertos que ya no están más y porque un día en el reino eterno puedan contemplar el rostro de Cristo.
Dijo que no se debe olvidar que Dios proclamó la gloria en los cielos y la paz en la tierra, por los siglos de los siglos. Finalmente, pidió a los fieles dar un gran aplauso por Jesús.
Culminada la homilía, Juárez procedió a bendecir a decenas de imágenes de niños. Enseguida en el atrio de la Catedral los concurrentes compartieron unos buñuelos.
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