Sábado, 27 de diciembre de 2014
 

EDITORIAL

Corea del Norte, un amigo indeseable

Corea del Norte, un amigo indeseable



Ya que las razones éticas no cuentan, es de esperar que el sentido práctico guíe a nuestros representantes diplomáticos al distribuir sus apoyos

Como si el vertiginoso ritmo al que se desarrollan los más sorprendentes acontecimientos no fuera suficiente para dificultar cualquier intento de comprensión de lo que está ocurriendo en el tablero geopolítico mundial, durante los últimos días se ha producido una serie de noticias que contribuyen mucho a la confusión.
En ese contexto, hay un país que se destaca por lo excéntrico que es el lugar que ocupa en el escenario político internacional. Es Corea del Norte, país que ha logrado borrar, o por lo menos hacer casi imperceptibles, los límites entre la fantasía y la realidad. Se ha llegado a tal extremo que los más reconocidos expertos en el tema reconocen que nadie puede afirmar con certeza dónde empiezan las exageraciones y dónde terminan las descripciones fieles de lo que en verdad ocurre tras las fronteras norcoreanas.
Un ejemplo de lo dicho es la reciente resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que el pasado lunes abordó, pese a la oposición inicial de China y Rusia, un informe según el que en ese país hay “120.000 prisioneros políticos en grandes campos de trabajo, donde son privados de alimentos, sometidos a castigos, y serios indicios de exterminio, asesinato, esclavitud, desaparición forzosa, ejecuciones sumarias, torturas, violencia sexual, abortos forzosos, desplazamiento forzoso de poblaciones y persecución por motivos religiosos, racionales o de género”.
Otro ejemplo es el estado de emergencia en que durante los últimos días se declararon los sistemas de seguridad informática de Estados Unidos tras la publicación de un informe del FBI según el que el gobierno de Corea del Norte habría sido el autor intelectual de una ofensiva cibernética contra los servidores de Sony Pictures para evitar la difusión de una comedia que ridiculiza al régimen norcoreano y a su líder, Kim Jong-un. El asunto, que inicialmente fue abordado en las secciones dedicadas al mundo del espectáculo, la farándula y las curiosidades, fue tomando más en serio después de que un apagón informático que dejó a Corea del Norte sin conexiones durante más de diez horas fuera atribuido a una represalia dirigida por el gobierno de Barack Obama.
En ambos casos Bolivia aparece en un lugar destacado. Primero, porque con Cuba, Venezuela y Ecuador forma parte del pequeño grupo de países que el 18 de noviembre pasado salió en defensa del régimen de Kim Jong-un cuando se puso en consideración el informe que dio lugar a la resolución recién aprobada.
Seis días después, el 24 de noviembre se desencadenó una ola de ataques cibernéticos contra Sony Pictures en protesta por el anunciado estreno de una comedia. Según el informe oficial del FBI, Bolivia aparece de algún modo involucrada pues el ataque habría sido dirigido y organizado desde Pyongyang y ejecutado desde seis países: Bolivia Chipre, Italia, Polonia, Singapur, Tailandia y el propio Estados Unidos.
En medio de tan confuso panorama, lo único que se puede afirmar con total certeza es que a nuestro país de ninguna manera le conviene aparecer alineado con el más abominable régimen del mundo actual. Y si no fueran suficientes razones éticas, es de esperar que un elemental sentido práctico guíe los pasos de nuestros representantes en el escenario diplomático internacional.