SIN FRONTERAS
Ciberataque al humor
Ciberataque al humor
Weimar Arandia
El totalitarismo no suele tener buen humor, es decir, aquél que con juegos de lógica e irreverencia camuflada de gracia desaten la carcajada de la mayoría. Ni Stalin ni Hitler tuvieron buen humor, por lo menos compartido con los demás para reírse incluso de sí mismos. Las dictaduras siempre se han tomado demasiado en serio y han provocado el exilio de los comediantes.
“La entrevista”, una comedia satírica sobre el régimen de Corea del Norte ha provocado la ira del supremo líder, Kim Jong-un, un gobernante que mantiene el control absoluto de su país, considerado el más aislado y hermético del mundo. La película, cuyo guión es el intento de dos agentes con dudosas competencias para asesinar al dictador coreano, fue producida por la compañía Sony Pictures Entertainment, cuyas computadoras sufrieron un ataque cibernético tan sofisticado que se calculan pérdidas de 200 millones de dólares.
Se sospecha, con sobradas razones, que el ataque provino de Corea del Norte, cuyo gobierno ha reaccionado con indignación y cólera ante la acusación. El régimen de Kim Jong-un no se ha ahorrado munición verbal contra los Estados Unidos e incluso ha amenazado con ataques en tierra americana semejantes al 11 de septiembre de 2001.
Corea del Norte no deja de ser una rareza en el mundo actual, interconectado al instante y con referentes cada vez más comunes que configuran una especie de supracultura global. Está demás señalar las diversas restricciones que tiene el país, en especial en el ámbito de la comunicación y de la información. Esta particularidad de la Corea comunista ha sido el blanco de las bromas en países occidentales, en especial de los anglosajones que se toman por los abanderados de las libertades humanas. En este contexto que se crea la producción de Sony Pictures Entertainment, una parodia destinada a reírse una vez más de la anticuada y estalinista Corea del Norte.
Existen otros países alrededor del mundo que no tienen gobiernos elegidos por la voluntad popular, sin embargo, en aspectos económicos y de recursos naturales, son importantes para las potencias occidentales y, por lo tanto, no son blancos fáciles de las parodias y bromas. Empero, Corea del Norte tiene una gran fortaleza que es la organización militar de su sociedad y la tenencia de la tecnología atómica que disuaden a cualquier potencia de aventurarse en una invasión “liberadora”.
En este contexto que se comprende el lenguaje agresivo y violento del régimen norcoreano que amenazó con ataques en suelo americano. Hace meses atrás, en plena crisis con su vecina Corea del Sur, Kim Jong-un advirtió con desaparecer a Seúl y llamó de prostituta a su primera ministra. Para fortuna de la Humanidad, tanta bravuconada verbal no llegó a concretarse y la crisis no pasó de uno de los frecuentes roces entre vecinos.
Con todos estos antecedentes, no es extraño que las potencias occidentales no se tomen en serio a Kim Jong-un, un orondo joven de 31 años que recibió el poder de manos de su padre, el jerarca comunista Kim Jong-Il.
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