EDITORIAL
Deporte nacional, con más dudas que certezas
Deporte nacional, con más dudas que certezas
Cuanto ocurre en el deporte nacional es un fiel reflejo de las paradojas y contradicciones que también se manifiestan en otros ámbitos del quehacer nacional
Los últimos días del año suelen propiciar resúmenes y evaluaciones de lo sucedido en el transcurso de la gestión, y este 2014 se ha incluido en esos resúmenes el ámbito deportivo en sus diferentes disciplinas, lo que propicia una reflexión al respecto.
Entre los aspectos negativos, una vez más se destaca la profunda crisis en la que sigue sumido el fútbol nacional en todas sus categorías. Y aunque hubo una que otra excepción, como el buen desempeño de Bolívar y The Strongest en la copa Libertadores de América, y en el caso concreto de Sucre, el campeonato nacional de Universitario en la primera mitad del año, además de deportistas destacados en básquetbol y raquetbol, no fueron suficientes para modificar un panorama que no deja de ser de lo más desalentador. En efecto, ha transcurrido un año más sin que las pugnas entre las diferentes facciones en que están divididas las élites dirigenciales depongan sus intereses extradeportivos y sumen sus esfuerzos alrededor de una causa común
En el otro extremo de la balanza se ha destacado una vez más la exitosa organización de los "Juegos Estudiantiles Plurinacionales Presidente Evo" que, como los años anteriores, ha movilizado con todo vigor el entusiasmo deportivo de más de medio millón de estudiantes que, con el apoyo de padres y madres de familia, profesores, directores, compañeros de curso, vecinos y amigos, desplegaron sus mejores esfuerzos en pos de éxitos deportivos.
En un punto medio, en el que las dudas son todavía mayores que las certezas, se ubican dos audaces iniciativas del Gobierno nacional. Nos referimos, por una parte, a la decisión de organizar los XI Juegos Sudamericanos, que se realizarán en 2018, en Cochabamba. Y por otra, a la incorporación de nuestro país por segundo año consecutivo a la ruta del Rally Dakar.
Ambas iniciativas tienen un elemento en común. Es que demandan la erogación de millonarias sumas de dinero en proporciones que, según opiniones muy relacionadas con el quehacer deportivo, no guardan relación alguna entre el costo y el beneficio
En el caso del Rally Dakar, el Estado ha erogado varios millones de dólares para adquirir el "derecho" de ser punto de tránsito para por unas cuantas horas más de una centena de autos y motos pisen territorio nacional. Y para que haya presencia de algunos competidores bolivianos, también se han destinado grandes sumas de dinero sin que se sepa cuál será el beneficio para el país y su actividad deportiva.
El caso de los juegos Odesur es muy similar. El Estado boliviano se ha comprometido a invertir enormes sumas de dinero en infraestructura deportiva cuyas dimensiones son a todas luces excesivas para los requerimientos cotidianos de los deportistas y que en la mayor parte de los casos no servirán más que para satisfacer las expectativas megalómanas de algunas autoridades nacionales.
En ese contexto, todo parece indicar que cuanto ocurre en el deporte nacional es un fiel reflejo de las paradojas y contradicciones que también se manifiestan en otros ámbitos del quehacer nacional. Por eso, buscar un equilibrio es también el mayor desafío para autoridades gubernamentales y deportivas.
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