Martes, 6 de enero de 2015
 

ENERGÍA E HIDROCARBUROS

2015, austeridad y prudencia

2015, austeridad y prudencia

Carlos Miranda Pacheco

Los precios internacionales del petróleo se están estabilizando entre 50-60 dólares/bbl.
Este nivel de precios parece haber logrado el objetivo geopolítico de frenar la actividad expansionista rusa. Putin fue el primero en admitirlo al pedir dos años a su pueblo para salir de la crisis económica financiera que están atravesando.
Por otro lado, no obstante que en Estados Unidos prestigiosas instituciones de precios reportan que la actividad de shale oil no será rentable con precios menores a 50-60 dólares/bbl, Arabia Saudita y el resto de los países de la OPEP mantienen su posición de no propiciar ningún recorte de producción para mejorar precios.
La rebaja de los precios del petróleo todavía no ha sido incorporada en su totalidad a los precios de los productos refinados en la costa del Golfo. Al 31 de diciembre, la gasolina y el diésel muestran una rebaja del 20-15%, respectivamente.
Esta rémora está guiando la reacción de los países latinoamericanos importadores de petróleo. En todos ellos los precios de la gasolina y diésel han sido rebajados solamente entre 10-15% hasta la fecha.
En estos países parece estarse gestando una política prudente de no fijar precios al consumidor, incorporando todas las rebajas del precio del crudo.
En esta forma se trataría de evitar la creación de nuevos consumos de carburantes por los precios reducidos. Además, los ahorros no transmitidos al consumidor pasarían a crear fondos o reforzar los existentes para pagar importaciones cuando el petróleo suba de precio.
En nuestro caso, cuando los precios de los refinados en el Golfo reflejen la totalidad de la rebaja del crudo, sus efectos serán muy serios en nuestra economía. Las exportaciones de gas a Brasil y Argentina se realizan con precios fijados por fórmulas que recogen las variaciones en las cotizaciones del fuel y diésel oil, respectivamente. Estos ajustes se realizan trimestralmente.
Por lo tanto, los efectos se irán sintiendo a partir de este mes, pero con toda su intensidad a partir de julio. Asumiendo que el precio internacional del petróleo (WTI) continúe entre 50-60 dólares/bbl, es de esperarse que el país reciba ± 3.000 MM de dólares menos que el 2014 y tengamos un ahorro de ± 100 MM dólares por importación de diésel.
Lo anterior significará que la tasa de crecimiento del PIB del 5% no será alcanzable el 2015. Prudencia y austeridad deben ser las políticas que rijan el manejo económico del país.
En estos años de bonanza se ha desarrollado en nuestros gobernantes una mentalidad y comportamiento de nuevos ricos. No había proyecto ni emprendimiento que estuviera fuera de nuestro alcance.
Ya han pasado los tiempos de ser anfitriones de eventos mundiales absolutamente innecesarios para nuestra presencia internacional. Ya no se puede incurrir en gastos dispendiosos, como el medio millón de dólares utilizado en la inauguración de la planta de Río Grande.
Es preocupante si los menores ingresos por exportación de gas no permitirán cubrir los costos de recuperación de las compañías operadoras en el país. YPFB debe ser cuidadoso y selectivo en la ejecución de proyectos, porque ahora sí el país ha dejado de ser atractivo para la inversión privada en hidrocarburos.
YPFB está sola para realizar labores de exploración que se precisan urgentemente. Los gastos de exploración son inversiones riesgosas que tendrá que cubrir con sus propias utilidades. Ya no debe recurrir a las reservas del BCB para emprender cualquier proyecto; debe financiar sus fondos con la banca comercial.
El anuncio que el 2015 exportaremos menos gas no tiene sentido porque YPFB y todo el aparato estatal se verán cortos de fondos sin necesidad de limitar exportaciones. Además, esa política de reducción de exportaciones difícilmente puede ser seguida sin incumplir nuestros contratos contraídos.
Finalmente, este retorno forzado a la realidad económica internacional nos mostrará claramente si la forma en que fue encarada la ejecución de la planta de fertilizantes ha sido una decisión económicamente prudente. Ya pasó la época en que teníamos fondos para cubrir cualquier error. Las vacas gordas ya se fueron y las flacas están en nuestra puerta.