Jueves, 8 de enero de 2015
 

SURAZO

¿Quiénes son los ignorantes? (Parte I)

¿Quiénes son los ignorantes? (Parte I)

Juan José Toro Montoya

Existen personas que, por dominar el inglés, advierten inmediatamente cuando alguien o algún medio de comunicación infringen las reglas de ese idioma. Que critiquen ese mal manejo está bien. Después de todo, las normas se hicieron para respetarse y si el que las vulnera es un medio de comunicación, este no estaría cumpliendo su responsabilidad con el idioma y, fundamentalmente, con su público.
Pero resulta que el idioma no es estático y, por ello, está sometido a constantes revisiones. En el caso del español, que es el que los medios que utilizan esa lengua deben respetar, se tiene la suerte de contar con una academia que no sólo vigila su buen uso sino también lo actualiza constantemente.
Si de idiomas extranjeros se trata, priman las traducciones o, en el peor de los casos, las adaptaciones. Por eso es que, por ejemplo, nombres de ciudades que suenan de una forma en su idioma lo hacen de otra al trasladarse al español. Algunos casos ilustrativos son los de London, capital del Reino Unido, que los hispanohablantes escribimos como Londres, o Beijing, cuya adaptación en español es Pekín.
Otro ejemplo de traducciones y adaptaciones es el de los deportes. Son muy raros los medios que utilizan la palabra balompié para referirse al fútbol o baloncesto, en el caso del básquetbol. Ambas palabras —fútbol y básquetbol— han sido adaptadas al español de sus homólogas inglesas “football” y “basquetball”.
Una simple revisión a los diarios de todo el mundo permitirá comprobar que balompié está prácticamente en desuso y la palabra fútbol, ya totalmente admitida por la Real Academia Española (RAE) e incluida en sus diccionarios, se usa plenamente, incluso en titulares de portadas.
Como el mundo sabe, en estos días se corre en ciertas regiones de Argentina, Chile y Bolivia el rali Dakar, una competencia de velocidad a campo través que originalmente se corría desde París, la capital de Francia, hasta Dakar, la de Senegal.
Esta competencia data de 1978 y, de entonces al presente, la RAE tuvo el tiempo suficiente para adaptar al idioma español el anglicismo “rally” o “rallye” que su diccionario define como “competición deportiva de resistencia, de automóviles o motocicletas, celebrada fuera de pista y generalmente por etapas”.
La palabra “rally” está incorporada en el Diccionario de la Real Academia Española pero es identificada como voz inglesa. Como siempre que se trata de un anglicismo oficialmente aceptado en español, la RAE dice que se puede usar pero escribiéndola en cursivas (rally) o entre comillas (“rally”). No obstante, la academia adaptó la voz inglesa “rally” a “rali”, sin una “l” y cambiando la “y” por “i” y, cuando algo así ocurre, recomienda utilizar preferentemente la adaptación.
Debido a que el rali Dakar pasa por territorio potosino, el diario “El Potosí” optó, ya en enero de 2014, utilizar la adaptación de la RAE pero el hacerlo acarreó una serie de críticas expresadas mayoritariamente en las redes sociales.
El periódico se vio obligado a publicar diariamente y en recuadro las razones por las que usa la palabra “rali” en lugar de “rally” pero las críticas no cesan y son muchas las personas que hablan de ignorancia en el manejo del idioma. Tras las explicaciones, cabe preguntarse dónde está la ignorancia. Por lo menos en este caso, no está en la redacción de “El Potosí”.