DESDE LA TRINCHERA
Nubarrones en el horizonte plurinacional
Nubarrones en el horizonte plurinacional
Demetrio Reynolds.- Este 22 de enero, la aparatosa ceremonia en la capital de la República (no del Estado Plurinacional) será distinta. Aunque nadie lo diga, las “vacas flacas” estarán allí presentes de forma tácita. Otra cosa era sentirse opulento con plata ajena o recoger a raudales del mercado internacional. Ahora soplan otros vientos. Maduro está con las manos extendidas, y la entrega de los petrodólares para el socialismo del siglo XXI es sólo un recuerdo. ¿No os lo había dicho? “Es la economía, estúpido”.
Pero la masa está feliz. Los flamantes miembros de “número” del macrosindicato legislativo asistirán como convidados de piedra. Sólo deberán realizar dos cosas: escuchar, o fingir que están escuchando, el kilométrico discurso del jefazo, y aplaudir –sin medida ni clemencia– a los verbosos oradores oficiales. A eso han ido, y es sólo eso lo que tienen que hacer; que no parece difícil, por cierto. El “vivir bien” ha empezado para ellos.
Obviamente, sin temor a las famélicas “vacas” mencionadas, porque viven en un extraño país a donde el efecto de las bancarrotas ajenas no llega. El eficiente manejo de la platita es el blindaje del que muchas veces nos habló el Ministro de Economía; él también tiene ahora la oportunidad de probar en terreno la efectividad de su brillante teoría. La bonanza de la que disfrutamos, decían otros escuderos, no viene de ninguna parte ni depende del mercado de materias primas. Es el resultado de una eficiente administración. El quinquenio que se inicia no puede ser diferente. Veremos.
Entre tanto, por si las moscas, hay que rogar a los dioses que no suceda como con los jueces truchos. Esa vez dijeron que Bolivia estaba dando una lección al mundo con la elección de los magistrados. Luego del rotundo fracaso, y desobedeciendo al pueblo, igual fueron posesionados. Es que tenían una tarea específica que cumplir, y lo hicieron con impecable factura: legalizar la reelección inconstitucional de Morales. Al ver que no servían para otra cosa, ahora no saben cómo deshacerse de ellos. Este es el problema.
Está en curso una iniciativa original. Dizque con el referéndum judicial se reemplazará a los chambones por otros más diestros, utilizando esta vez la meritocracia y, de paso, se implantaría la revolución de la justicia. “Abajo el orden; vivan las revoluciones”, decía el titular de una columna periodística hace rato. Ese tiempo parece que ha vuelto; se oyen frases bonitas, grandilocuentes y vacías, “fríamente calculadas”, para que la masa siga creyendo que sus caudillos nunca dejan de ser sabios.
Vivimos de veras una revolución. De entrada, en los aeropuertos, los visitantes verán los símbolos de un país dividido: la tricolor de la República y la Wiphala multicolor (por las 36 naciones fantasmas), también la coexistencia pacífica de potencias rivales, sin guerra fría ni muro de Berlín. El (ex) Gobernador de Chuquisaca declaró que los masistas nada tienen que ver con el 6 de agosto, aniversario de la República; por eso celebran ellos en otra fecha, como es el 22 de enero. Son seres exhumados del remoto pasado.
La denominada oposición (por antonomasia), esa que con su fragmentación calculada contribuyó eficazmente al triunfo del candidato oficialista, será también de la partida en el acto protocolar de marras. ¡Pero cómo no, si ese fue el tiro! Todos asumieron felices sus cargos el otro día, con el juramento solemne de mantenerse fieles a la consigna constitucional de “vivir bien”.
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