EDITORIAL
Bolivia, una democracia que se debe perfeccionar
Bolivia, una democracia que se debe perfeccionar
Bueno sería prestar atención a ciertos estudios, pues la experiencia enseña que la solidez de la democracia es condición indispensable para la buena marcha de un país
Dos informes publicados durante los últimos días han vuelto a dirigir la atención sobre el estado actual de la democracia en América Latina. Se trata de un informe de The Economist Intelligence Unit (EUI) realizado para la British Broadcasting Corporation (BBC por sus siglas en inglés) y del informe anual de Human Rights Watch, publicado el pasado miércoles. Ambos estudios son ampliamente reconocidos por la seriedad y objetividad con que son realizados.
El primero de los estudios, el de EUI, intenta cuantificar con un índice que va de 0 a 10 el estado de la democracia liberal en 165 estados independientes y dos territorios. Los investigadores evaluaron no sólo el clásico acceso a las urnas, sino cinco factores más: proceso electoral y pluralismo, libertades civiles, funcionalidad del gobierno, participación política y cultura política. Según el puntaje que obtienen, los países son clasificados en cuatro categorías: aquellos que cuentan con "democracias plenas", los que son "democracias imperfectas", aquellos que tienen modelos "híbridos" y los "regímenes autoritarios".
El balance final del estudio es muy poco alentador pues al comparar la situación actual con la de años anteriores, EUI llega a la conclusión de que la calidad de la democracia en la región está sufriendo un continuo deterioro.
Muy similares son las conclusiones a las que llega Human Rights Watch (HRW), pues entre las conclusiones de su más reciente informe sostiene que se han sufrido algunos “serios retrocesos”.
Al identificar a los países que más contribuyeron a que el balance del 2014 sea más negativo que positivo, HRW señala a cuatro países latinoamericanos: Venezuela, México, Cuba y Colombia. Y agrega a la lista a Estados Unidos, país en el que, pese a las fuertes protecciones constitucionales, se ha mantenido una tendencia hacia el incremento de las “violaciones sistemáticas” de leyes y prácticas en las áreas de justicia penal, inmigración y seguridad nacional.
En lo que a nuestro país corresponde, ambos estudios coinciden al ubicarnos en una especie de lugar intermedio. En efecto, si bien según el estudio de EUI Bolivia aparece lejos de Uruguay y Costa Rica, los dos únicos países latinoamericanos merecedores del rótulo de “democracias plenas”, también aparece a gran distancia del otro extremo, donde Cuba y Haití aparecen como los peor evaluados.
Bolivia sería, según esa institución, uno de los países calificados como “democracias híbridas”, pues si bien se cumplen algunas de las más importantes formalidades democráticas, éstas se ven empañadas por “irregularidades sustanciales en las elecciones que usualmente las alejan de ser libres o justas, el gobierno presiona a los partidos de oposición y cuentan con serias debilidades más prevalentes que las democracias imperfectas”. Además, en este grupo de países, “el Estado de Derecho es débil y el poder judicial no es plenamente independiente”.
Como suele suceder, es probable que ambos informes sean recibidos con cierto recelo por quienes no se sienten cómodos al recibir miradas críticas. Sin embargo, bueno sería prestar atención a lo que dicen esos estudios, pues la experiencia propia y ajena enseña que la solidez de la democracia es condición indispensable para la buena marcha de un país. Y en Bolivia están dadas todas las condiciones para construir una democracia ejemplar, por lo que no tiene sentido desaprovecharlas.
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