ENTRE COLUMNAS
Comentarios cargosamente recurrentes
Comentarios cargosamente recurrentes
Rodolfo Mier Luzio.- Un amigo, un buen y querido amigo, tuvo la gentileza de escribirme para darme una opinión sobre un comentario que escribí en mis columnas habituales; eso sí, en esa ocasión (y eso es lo que motivó su epistolar alegría) me referí al sempiterno tema de la política criolla, la que siempre está llena de cosas que todos los bolivianos quisiéramos eludir; muchas veces, hasta por higiene mental. Bueno, le agradezco por sus palabras, pero ante todo, por haberme concedido el privilegio de leer el comentario sobre temas a los que nos tiene acostumbrados este gobierno, que prioriza la soberbia y un estilo que tiene mucho de totalitario.
Como mi amigo, seguramente muchos, sienten que los periodistas recargamos la tinta con temas que de tanto ser recurrentes llegan a cansar. Pero que no crean nuestros lectores que los que emitimos opinión tenemos el hígado de acero. Por lo menos, y permítanme hablar en primera persona, ese es justamente el motivo de mis males físicos, a los que trato de combatir con algunas pastillas que el médico me entrega de vez en vez; pero, siempre, recomendándome evitar me invada el mal humor, la preocupación y el estrés. Es que ese es el destino de quien ha escogido la privilegiada, pero muchas veces no entendida, "mejor profesión del mundo", a la que se refirió un prestigioso y afamado escritor, al hablar del periodismo.
Cómo podríamos callar lo que sucede en nuestra patria, cuando es habitual conocer de delitos que asolan las calles de las ciudades, con un crecimiento en progresión geométrica de la delincuencia y la inseguridad ciudadana. Y como todo es consecuencia de algo, esa delincuencia tiene su caldo de cultivo en los sindicatos cocaleros y en el crecimiento de los cultivos excedentarios de la hoja de coca. Cómo no parecer intolerante y hasta falto de iniciativa periodística, porque no se puede ignorar, la manipulación de la justicia en Bolivia, para buscar culpables de todo tipo de delitos; eso sí, sólo entre quienes no comulgan con las ideas del partido de gobierno y son potenciales obstáculos a las candidatura oficialistas. Porque la justicia es evidentemente ciega, pero para los que gozan del poder circunstancial.
Cómo no hacer una crítica necesaria a un Tribunal Supremo Electoral, absolutamente servil a los gobernantes de turno, haciendo trizas los principios elementales de la democracia.
Duele que consideren eunucos mentales a mucho más de la mitad de los bolivianos, y crean que no se dan cuenta que la manipulación electoral empezó con resultados inventados del Censo de Población y Vivienda, para favorecer a los ocupantes (no inquilinos) del Palacio de Gobierno.
Lastimosamente, aunque muchos ciudadanos consideren sempiternos y hasta cargosos los temas de la política criolla, que para muchos de los columnistas también lo son; es deber nuestro emitir una opinión con la esperanza que los gobernantes nos lean. Y sobre todo que nos entiendan, así nuestra opinión sea totalmente subjetiva, porque en verdad lo es. No somos dueños de la verdad, porque, como siempre se ha dicho, ella es relativa y para nada absoluta. Pero, las más de las veces, no se puede tapar el sol con un dedo; callarnos sobre esos temas nos convertiría en cómplices de todo lo que sucede en nuestra Patria.
Por lo menos… esa es mi opinión.
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