¿Ocaso de los providenciales?
¿Ocaso de los providenciales?
Juan José Bonifaz B..-. ¿La crisis del petróleo carga también con el Socialismo del Siglo 21?… La corriente política, cuya presencia en un momento excepcionalmente favorable, permitió que el líder, el partido y el Gobierno se hagan dueños de países. Un modelo en el que no existe representación ni intermediación, por tanto no hay control. El líder y la masa no reconocen minorías ni permiten opositores; asumen el poder total, copan la justicia, la prensa y hacen de la movilización y la política el pan de cada día.
Son nuevos fundadores, se comparan con los Padres de la Patria, mientras tratan a sus contrarios como seres inferiores. Es un nuevo mercantilismo, corporativismo, estatismo y clientelismo a la vez, que fomenta la informalidad y corrupción. Adornados de auras mesiánicas, hacen de la necrología un instrumento político. Pretenden la reelección indefinida, manipulan la sucesión y, finalmente frente a la adversidad, tienen dos vías: la derrota o el totalitarismo.
La decadencia se manifiesta en Cuba, que acaba de rendirse ante su enemigo principal, los EE.UU., al sentir que su protector de turno colapsa; efectivamente Venezuela colapsa, cuando el Jefe de Seguridad de Hugo Chávez y Diosdado Cabello, Jefe de la Asamblea Nacional –Leamsy Salazar–, acaba de denunciar a éste como capo del cartel de Los Soles, es decir del tráfico de drogas a los EE.UU. Brasil por su parte, tiene graves escándalos con Petrobras; Argentina está en situación de desplome con Cristina Fernández; Ecuador tiene al dólar de aliado y moneda oficial…
En este panorama, Bolivia ha tenido también un cuarto de hora favorable que no es mérito del Gobierno plurinacional. Las inversiones que crearon condiciones para la exportación del gas, se iniciaron en gestiones anteriores, y es justo reconocer que quienes cosecharon, no fueron los mismos que sembraron. Siguiendo el análisis del prestigioso economista Mauricio Ríos*: “El Estado Plurinacional tiene una estructura económica diametralmente opuesta a la establecida en el D.S. 21060. La desaceleración del crecimiento desde hace más de un año es pues la ilustración más palmaria hasta el momento sobre la necesidad de un reajuste, pero el espacio y tiempo para lograrlo sin sobresaltos ha terminado con el desplome del petróleo, del que la economía fue incrementando su dependencia hasta 90%.
Lo sabemos quienes hemos vivido la crisis de la ‘desdolarización’ de los años 80, cuando la economía salía de la depresión habiendo depurado sus desenfrenos, la dolarización de la economía alcanzaba el 90% y las tasas de interés el 20%; pero en vez de terminar de dolarizar la economía, el DS 21060 no estableció garantía alguna para que aquel infame episodio no se repitiera en el país, al haber mantenido la prerrogativa de los gobiernos de autofinanciarse administrando el valor de la moneda de la misma forma en que hoy se administra cualquier empresa estatal. A diferencia de entonces, ahora la cifra del 90% responde al nivel de bolivianización de la economía, así como las tasas de interés real apenas alcanzan el 1%. Sin embargo, los efectos de una desdolarización gradual durante diez años no son los mismos que los de una desdolarización inmediata y absoluta como la de la Unidad Democrática y Popular (UDP): mientras esta última generó una inflación desorbitada (26 mil por ciento) en los artículos contemplados arbitrariamente en el Índice de Precios al Consumidor, la primera lo hace en sectores como el de la construcción, aunque en general y con ingenuidad se la prefiera considerar como un milagro inédito de crecimiento sostenible…
Finalmente surge la pregunta: ¿Qué sucede si es el exceso de oferta monetaria el que en realidad impide el mayor crecimiento?... Y la seguridad del país frente a la crisis del petróleo parece fundarse en el colchón financiero de US$ 40 mil millones. ¿Cómo estiman la cifra? ¿US$ 15 mil millones en reservas internacionales, US$ 15 mil millones en depósitos del sector financiero y otros US$ 10 mil millones en aportes de jubilación? ¿No está suficientemente claro lo que pretenden?”
(*) El pecado monetario del D.S. 21060 (América Economía)
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