RAÍCES Y ANTENAS
Ves ¡Yo te he dicho, joven revolucionario!
Ves ¡Yo te he dicho, joven revolucionario!
Gonzalo Chavez A..- Frente al shock negativo de ingresos, que afecta a la economía debido a la rebaja de los precios internacionales de las principales materias primas que Bolivia exporta, el Gobierno ha pasado por dos etapas. Primero fue la fase de la negación, la crisis internacional no nos afectaría, estamos blindados y además la reducción de los precios será coyuntural. Pero ante el persistente declive del contexto internacional, se inició la segunda fase, ahora se reconoce que enfrentaremos una reducción de rentas internacionales, pero se afirma que la economía está preparada para enfrentar el invierno de ingresos, más aún se sostiene que este año el crecimiento del producto llegará a casi el 6%.
Se enfrentará el periodo de vacas flacas, sobre todo, aunque no exclusivamente, con el uso de las reservas internacionales del Banco Central de Bolivia que están en torno a los 15 mil millones de dólares. De hecho, desde el balcón del poder, se sostiene que ya hace varios años el motor de la demanda interna está prendido y que el flujo de exportaciones no sería determinante para el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), razonamiento parcialmente correcto porque no se reconoce que impulsores de la demanda interna, como la inversión y el gasto públicos, funcionan con gasolina externa, sobre todo los ingresos impositivos que provienen de la venta del gas natural. Ahora bien, frente a la caída de estos recursos, gastaríamos las grasitas acumuladas durante el verano de precios fabulosos de materias primas.
Los dos principales canales de impacto de la caída de los precios sobre la economía boliviana son la balanza comercial y los ingresos del Gobierno.
Precios más bajos de los minerales, la soya o el gas natural, significan un menor valor de las exportaciones. De hecho, entre el 2013 y 2014, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), todas las ventas de minerales se han reducido, excepto el zinc que creció en un 29%. La caída más fuerte la registró el estaño con 44.51%. El total de las exportaciones del sector agrícola ha caído en un 15.52% en el mismo periodo. En el caso del gas natural, la reducción de precios se producirá en el 2015. En efecto, la programación de precios del presupuesto, bajo el supuesto que el petróleo tendrá un valor promedio de 80 dólares el barril, reconoce que el precio del gas pasará de 10,02 a 9,27 (US$/MMBTU) hasta final del año para el caso de la exportación a la Argentina, es decir una contracción de 7.48%. En el caso del Brasil, el precio pasaría de 8,50 a 8,01 en el último trimestre del 2015. O sea, una reducción de 5.76%. Significa que en promedio, el Presupuesto 2015 reconoce una contracción en las exportaciones de gas natural de en torno a 400 millones de dólares si es que el precio promedio del barril petróleo se mantiene en 80 dólares. En caso de que el promedio del crudo llegue a 60 dólares, hechas las extrapolaciones respectivas, el valor de las ventas de gas natural podría ser superior a 1,000 millones de dólares, aproximadamente.
También las rentas del Gobierno se reducirían, a un precio promedio del barril de petróleo de 60 dólares; los ingresos podrían caer en torno a 1,300 millones de dólares o un 4.1% del PIB.
Adicionalmente a la reducción del precio del crudo, otro fenómeno complejo que se registra en los mercados internacionales es la apreciación del dólar americano frente a otras monedas como el Euro (1US$ = 0,88), lo que también resta competitividad a nuestras exportaciones, porque los países o empresas que nos compran productos deben adquirir un dólar más caro para pagarnos.
Frente al choque de ingresos negativos en andamiento, ¿qué se puede hacer?
La recomendación estándar en estos casos es mantener la demanda interna activa, cosa que el Gobierno se propone hacer con los 6,000 millones de dólares de inversión pública y la mantención de los gastos públicos. Para ello, en caso necesario, usaría las reservas internacionales, soportaría un déficit público del 3.6% del producto, aunque este valor puede ser mayor si el precio del petróleo continúa en descenso. Asimismo, está la opción del endeudamiento externo.
Trabajar por el lado de los ingresos también es una opción. Hay sectores como los cocaleros, gremiales grandes y otros que pueden tributar. Aquí el riesgo es que el Gobierno suba impuestos a los de siempre, los grandes contribuyentes. Si la virgen del puño, a la cual evocan con frecuencia en los actos públicos levantando coquetamente el brazo, los ilumina, podrían eliminar muchos gastos, dejarse de lujitos y cortar propaganda. Esperemos que desde la cúspide del poder, la lengua no sea más rápida del cerebro, y no piensen ni hablen de gasolinazos.
Probablemente el error más grave de manejo de política económica cometido en el decenio del proceso de cambio, fue haber mantenido el tipo de cambio nominal fijo por más de seis años. Entiendo que la idea era fomentar un gigantesco sector comercial legal e ilegal, de donde salió buena parte de la clase media, pero ahora puede que se necesite realizar ajustes cambiarios, así se reconoce en el Presupuesto 2015, sin embargo, cuidado que las expectativas de los agentes económicos se desalineen. Ya tengo varias tías rentistas preguntándome si no será mejor volver a ahorrar en dolarachos. Por supuesto que para compensar la caída de ventas externas, sería bueno mejorar la productividad, pero esta palabra está banida del manual del buen revolucionario y ni hablar de lo que tanto se ha machacado en esta columna, la diversificación productiva que se pudo haber implementado en el periodo de bonanza. Ahora es tarde para cambios estructurales, sólo resta evocar la frase que más divorcios produce: Ves ¡Yo te dicho!
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