LA NOTICIA DE PERFIL
Un Carnaval blindado
Un Carnaval blindado
Paulovich.- Ante la decisión de mi reportera de llevarme con ella para cumplir nuestra promesa religiosa a la Virgencita del Socavón, traté de hurtar el cuerpo fingiendo ante ella un severo ataque de reumatismo que me condujo al lecho del dolor desde donde lanzaba ayes lastimeros capaces de conmover a las personas más duras, menos a una chola cochabambina que había hecho el propósito de bailar hasta que las velas no ardan.
Al llegar mi comadrita a mi casa y al verme tendido en mi lecho matrimonial echó sus mantas al suelo y comenzó a examinar mis “ttusus” (léase pantorrillas) cual si fueran las canillas de un futbolista, echándome a gritar como si alguien me estuviera pisando mis dindirindongos mientras la implacable curandera decía: “Aguántese, compadre, como lo hacen los valientes”.
Después se fue a la cocina, preparó unos ungüentos malolientes y empezó a frotar con sus manos duras mis pantorrillas y mis piernas sin anestesia alguna y sonriendo ufana me dijo: “Ahora ya podrá bailar conmigo hasta un ‘bolonchón’ danza que se ejecuta sobre un colchón”.
Sin respetar mi dolor, me empezó a informar acerca de sus actividades periodísticas de la última jornada, contándome que todos los Ministros de Evo y hasta el mismo presidente resolvieron alegrarse y divertirse en los carnavales después de escuchar el último informe del Ministro de Economía, Luis Arce Catacora, quien volvió a decirles que pese a los bajos precios del petróleo y de algunos minerales la economía boliviana seguirá creciendo arriba del 5 por ciento, índice más alto que el de Estados Unidos, Brasil y otras potencias porque Bolivia está blindada.
Cuenta Macacha que al escuchar esas palabras, el Presidente y los Ministros estallaron en júbilo y acordaron alegrarse durante estos Carnavales, menos el Ministro de Gobierno, doctor Moldiz, a quien el Presidente Evo le habría dicho: “Todos bailaremos y nos divertiremos en estos Carnavales, menos usted porque la seguridad del país y la nuestra dependen de usted…”
Después del informe de labores de mi comadre, volví a decirle que me liberase de ir con ella a bailar en las fiestas del Carnaval de Oruro porque también mi salud económica estaba con reumatismo, a lo que repuso la alegre y generosa cholita de Quillacollo: “Yo también aliviaré su reumatismo económico, compadrituy, y le proporcionaré el dinero que gastaremos en Oruro, aunque suscribiremos un documento fijando los intereses mensuales y siempre con la garantía de su esposa, mi comadre que vive en España; además, nunca olvide las palabras de nuestro genial Ministro: ‘Nada nos podrá suceder porque nuestra Economía está blindada’”.
Esa es la suerte: tener una reportera inteligente e inquieta, tener una comadre alegre y bailarina y vivir en un país blindado y carnavalero como Bolivia.
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