Sábado, 7 de febrero de 2015
 

EDITORIAL

¿Europa ante una encrucijada?

¿Europa ante una encrucijada?



La crisis económica ha provocado la aparición de espontáneas movilizaciones contestatarias, que se han convertido en movimientos políticos

La crisis económica que ha sacudido al mundo desarrollado en los últimos años y la forma en que ha sido enfrentada, que ha significado el deterioro absoluto de las condiciones de vida, ha provocado la aparición de espontáneas movilizaciones contestatarias, impulsadas por gente proveniente de diverso origen y sustento político-ideológico, que se han convertido en movimientos políticos que ofrecen propuestas alternativas a la que presenta el estamento político, burocratizado y corrupto.
Las reacciones ante este fenómeno del “stablishment” político e intelectual son muy similares a las que se dieron en esta región del mundo en las dos pasadas décadas: intentos por deslegitimar las nuevas propuestas, una autocomplacencia absoluta con su forma de actuar y un extraño convencimiento de que las cosas seguirán iguales o, a lo sumo, si es que esas fuerzas emergentes llegaran al poder, la confianza en que rápidamente se asimilarán al status quo.
Una de esas fuerzas ya ha llegado al poder –y otras se aprestan a hacerlo en los próximos dos años– abriendo escenarios de cambio luego de momentos de asombro y desorientación. No parece casual que sea en el país que más severamente sufre la crisis económica donde haya ganado el Syrza, de origen comunista, y se haya aliado con un partido de derecha radical (calificado como nazi), para ejercer el poder. Como tampoco es casual que pese a ese importante llamado de atención y al tendido de mano que han hecho las nuevas autoridades, los representantes del modelo impuesto se nieguen a abrir un espacio de negociación y concertación.
Syrza pide tiempo y comprensión para, primero, atender las necesidades más apremiantes de su ciudadanía y, a partir de ello, cumplir racionalmente los compromisos hechos por los gobiernos que lo antecedieron y que fueron causantes, en buena medida, de la crisis. En cambio, Alemania y el Banco Central Europeo exigen cumplir con los pagos acordados de su inmensa deuda externa, la que, empero, no ha servido para enfrentar la crisis, sino para garantizar la recuperación del sistema financiero como asegura el nobel de Economía Paul Krugman: “La realidad (...) es que la inmensa mayoría del dinero prestado a Grecia se ha utilizado simplemente para pagar los intereses y el principal de la deuda (...) por simplificar las cosas un poco más de la cuenta, se podría pensar que la política europea supone un rescate económico no para Grecia, sino para los bancos de los países acreedores, y que el Gobierno griego simplemente actúa como intermediario (mientras que a los ciudadanos griegos, que han visto caer en picado su nivel de vida, se les exige que hagan aún más sacrificios para que ellos también puedan aportar fondos a ese rescate)”.
Se está, pues, en un tiempo de cambio, como sostiene una especialista en el tema de que “ambas partes saben que el primero que apriete el botón rojo hará saltar todo por los aires. Este temor hará que ambas partes se comporten de forma razonable”. Sólo así, asegura, “ganaremos todos”.