OBJETIVOS DEL MILENIO POST 2015
Saneamiento básico: El camino a una mejor salud
Saneamiento básico: El camino a una mejor salud
Bjorn Lomborg.- La mayoría de nosotros tenemos la suficiente suerte de tomar por sentado el saneamiento básico, como el agua corriente y los inodoros. Pero 2.500 millones de personas –casi la mitad del mundo en desarrollo– carecen incluso de una letrina básica, y 1.000 millones tienen que recurrir a lo que se conoce educadamente como defecación al aire libre. En Bolivia, 2.460.000 personas en las áreas rurales aún carecen de saneamiento básico, y en toda América Latina esto afecta a más de 100 millones de personas.
750 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a ningún tipo de fuente elemental de agua potable. Cada día, 136 millones de residentes urbanos pasan más de 40 minutos diarios recolectando agua. Cada día, más de 600 millones en áreas rurales usan más de una hora para ir a buscar su agua. En Bolivia, 970 mil personas aún carecen de acceso elemental al agua, un destino compartido con 37 millones en América Latina.
La buena noticia es que podemos hacer algo. En los últimos 25 años, más de 2 mil millones han obtenido acceso a un agua mejor, y casi 2 mil millones al saneamiento.
Por otra parte, resulta ser una buena inversión. Invertir un dólar en saneamiento básico puede proporcionar $3 en beneficios. El abastecimiento de agua básico en el hogar puede proporcionar aún más beneficio, dando más de $4 en beneficios por cada dólar gastado. Deshacerse de la defecación al aire libre puede ayudar a rondar los $6 por dólar gastado.
Hacer este tipo de análisis es difícil, pero vale la pena. Al final del siglo, la comunidad mundial se comprometió a un conjunto de objetivos en el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, destinados a mejorar el mundo tanto como sea posible en los próximos 15 años. Su objetivo de agua y saneamiento ayudó a 2 mil millones de personas a tener un mejor acceso.
Ahora, con la fecha límite acercándose rápidamente, 193 gobiernos nacionales tienen como objetivo construir sobre los éxitos ya alcanzados y acordar un nuevo conjunto de metas para mejorar la vida de las personas aún más hacia 2030.
Pero, los recursos y las capacidades no son infinitos, así que tenemos que hacer esto correctamente. Es por eso que el Copenhagen Consensus Center, mi grupo de expertos, les ha pedido a más de 60 equipos de economistas expertos analizar algunas de las propuestas más prometedoras presentadas, y hacer sus propias recomendaciones para lo que debería constituir la presentación final.
Así que, ¿cuál es la justificación para priorizar el agua potable y el saneamiento? El beneficio más evidente se presenta en forma de una mejor salud. Proporcionar incluso letrinas e instalaciones básicas para lavarse las manos, implicaría un gran impacto en la propagación de enfermedades. Hay una serie de enfermedades infecciosas transmitidas por el agua que podrían ser mitigadas. Las principales y más mortíferas son las que causan diarrea, como el cólera y una serie de infecciones virales. Estas son una causa importante de muerte, sobre todo entre los niños pequeños, pero los adultos infectados pueden estar demasiado enfermos como para trabajar, y los niños mayores podrían no estar en condiciones de asistir a la escuela.
El otro gran beneficio es el ahorro de tiempo. El análisis de los objetivos básicos de abastecimiento de agua y saneamiento asume que la gente en las aldeas rurales ya no tendrá que pasar una hora diaria en promedio recolectando agua, sino que podría recolectar la misma cantidad en 20 minutos. En las zonas urbanas –que continuarán creciendo rápidamente en las próximas décadas– se espera que la gente pueda reducir a la mitad el tiempo necesario para recoger el agua, de 40 a 20 minutos. Para un norteamericano o europeo eso podría sonar aún excesivo, pero el ahorro de tiempo y la mejora de la salud que derivan de algo tan rudimentario como esto, sería un enorme beneficio para cientos de millones de personas.
Dado que habrá mil millones de personas más en la población mundial en los próximos 15 años, conseguir agua y saneamiento para todos requerirá un esfuerzo considerable. Sin embargo, un equipo de economistas del Banco Mundial ha estimado que la provisión de saneamiento para más de 3 mil millones de personas, costará alrededor de $31 mil millones anualmente. Este es el costo de proveer soluciones de tan bajo costo como letrinas secas en áreas rurales e inodoros con descarga a una fosa séptica en las áreas urbanas, compartidos por menos de 30 personas. No obstante, los beneficios ascenderán a $92 mil millones anualmente aproximadamente, tres cuartos de los cuales son beneficios en tiempo, y el restante cuarto son beneficios a la salud. Esto significa que cada dólar invertido en saneamiento ayudará a los más vulnerables del mundo en alrededor de $3, medido en una mejor salud y menos tiempo perdido.
Proporcionar agua mejorada a 2300 millones de personas más tendrá un costo de $14 mil millones anualmente. Esto no significa una red de agua corriente según la norma del mundo industrializado para todos los hogares, sino simplemente proporcionar una fuente de agua comunitaria protegida, como un pozo, manantial y perforación, o agua de lluvia recolectada a la que se puede llegar en 30 minutos o menos. Otra vez, creará beneficios mucho mayores con menos enfermedades y muerte, y con menos pérdida de tiempo. En general, los beneficios se estiman en $52 mil millones anualmente, de manera que cada dólar gastado generará $4 de beneficios.
Un alto en el camino hacia un mejor saneamiento es simplemente evitar la defecación al aire libre con letrina compartida o baños comunitarios. Porque esto es incluso más barato en $13 mil millones al año, cada dólar puede ofrecer un beneficio sustancial de $6.
En resumen, hay una justificación fuerte a favor de invertir en la mejora del abastecimiento de agua y el saneamiento. Esto ayudaría a la mitad de la población de este mundo y beneficiaría principalmente a los más pobres. El argumento económico es tan fuerte como el moral.
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