Carnaval: La fiesta del desenfreno
Carnaval: La fiesta del desenfreno
Mario Linares Linares.- A partir del jueves de comadres y… hasta el jueves de “Surapata” como ya se ha hecho costumbre, comienza el desenfreno de nuestras jóvenes y nuestros jóvenes, la pérdida del control de los actos personales y de las conductas colectivas. Pareciera que durante 360 días, desde el anterior carnaval, alguna gente ha estado esperando y preparando estos días para el desenfreno.
Han desaparecido hace años las buenas costumbres, la gentiliza, la galanura del juego con agua y de los “cascarones” perfumados. Hoy lo que cuenta es consumir bebidas alcohólicas sin control y es alarmante ver en las calles de Sucre a jóvenes, personas mayores y hasta mujeres en completo estado de ebriedad y euforia. Las calles del Centro Histórico de nuestra ciudad “patrimonial” que los sucrenses deberíamos cuidar por ser nuestra más importante riqueza, en estos días se convierten en urinarios, basureros de envases de bebida, así como ambientes de completa inseguridad para peatones, conductores visitantes y turistas.
Pareciera que estos son los días socialmente permitidos para el desborde de los impulsos más recónditos - ancestrales reprimidos, y… no sólo aquellos, también los traumas y conflictos psicológicos de algunas y algunos ciudadanos, probablemente por su estado de marginalidad, de represión y hasta de resentimientos sociales de todo orden. Como decimos, en estos días afloran para transformar la personalidad y la conducta de estos ciudadanos, en otros días tranquilos pacíficos y humildes artesanos, albañiles, comerciantes, taxistas, amas de casa, estudiantes y hasta profesionales o simples parroquianos… en gladiadores, saltimbanquis, payasos en estado de ebriedad por nuestras calles.
Cuanto ha degenerado nuestro carnaval , se perdió la iniciativa de los carros con flores y bellas damitas; de los balcones de la ciudad adornados con la simpatía de nuestras hermosas mujeres esperando al joven de sus sueños para que le regale desde la calle un “ cascarón “ perfumado con la mayor delicadeza y afecto, de la misma manera, ella retribuir el gesto; ya no hay más las “casas de comparsa” donde se compartía y se bailaba con sana algarabía, sin excesos de alcohol, de malas costumbres, y hasta de baile ridículo.
Si este desenfreno y esta invasión de vándalos a las calles del centro patrimonial e histórico nuestra ciudad es el VIVIR BIEN… estamos mal,… estos son síntomas de una sociedad con grave descomposición moral y espiritual.
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