Jueves, 19 de febrero de 2015
 

SURAZO

Descuido interno

Descuido interno

Juan José Toro Montoya.- Una de las razones por las que se creó una empresa estatal que ofrece servicios turísticos es la necesidad de fomentar el turismo interno en un país con atractivos tan variados que merecen estar al alcance de la mayoría de sus habitantes.
Sin embargo, el turismo interno no se limita a organizar paquetes de ofertas o vender pasajes aéreos. Según me dijeron los entendidos en la materia, lo primero que se debe hacer es alentar a los bolivianos a viajar dentro de su país para conocer tanto los atractivos más publicitados como aquellos que sólo son difundidos por programas o publicaciones especializadas.
¿Y cómo incentivamos a los bolivianos a viajar dentro de Bolivia? La respuesta no es inventarse feriados —recuérdese el retroceso del gobierno en el asueto para el Dakar 2015—, ni siquiera bajar el precio de los pasajes aéreos, sino ofrecer comodidad y seguridad.
Y es que el tema del transporte en este país es un problema endémico, particularmente en fechas de gran movimiento de pasajeros como las fiestas de fin de año o el todavía vigente carnaval.
El principal problema de las aerolíneas son las postergaciones de vuelos. Si el pasajero llega al mostrador con algunos minutos de retraso, la empresa es drástica y no tiene empacho en impedirle subir al avión. Le habla de normas y es inflexible. No pasa lo mismo cuando la que incumple es la aerolínea. Se posterga un vuelo, se comunica el hecho a los pasajeros y punto. No les importa si alguno tiene una combinación en otro aeropuerto o si optó por el avión por razones de tiempo. Como miles de pasajeros saben, las empresas de transporte aéreo fallan y nadie les sanciona. Con ese panorama, ¿cómo se puede programar un viaje corto de, digamos, tres días? Una postergación de vuelo puede tener a los pasajeros varados en el aeropuerto hasta por horas.
El transporte terrestre es peor. La ventaja de viajar por la noche, durmiendo mientras el bus devora kilómetros, casi no existe en Bolivia debido a que la mayoría de las empresas, denominadas “flotas”, tienen buses con fallas en los que no es posible dormir porque, o bien falla la calefacción, en el occidente, o la ventilación, en el oriente, así que permanecer dentro del vehículo es una tortura.
Hablar de las incomodidades de quienes utilizan el servicio de las flotas requiere no sólo el espacio de un artículo de opinión sino trabajos más extensos, ensayos y quizás hasta tesis. El problema es que, mientras lo hagamos, el Estado no ofrece soluciones.
El control sobre las empresas de transporte interdepartamental ha vuelto a ser una pantomima. Haga la prueba y presente una queja a la Autoridad de Fiscalización de Transportes y Telecomunicaciones. Le harán llenar un formulario, le entregarán una copia y le dirán que le llamarán para comunicarle el estado de su trámite pero nunca lo harán. Entretanto, el servicio seguirá sumido en el caos, manejado por personas sin educación que te quitan las ganas de viajar por el país.
Entonces, el fomento al turismo interno no es simplemente cuestión de paquetes o pasajes. Es, fundamentalmente, educación por parte de operadores y usuarios para utilizar adecuadamente los servicios turísticos. Cuando comprendamos esa verdad de Perogrullo, estaremos listos para conocer Bolivia sin tener que arrepentirnos por ello.