Jueves, 26 de febrero de 2015
 

CALMA. Un miembro de las fuerzas ucranianas prepara su rifle mientras hace guardia en la localidad de Shyrokino, cerca de Mariupol.
CALMA. Un miembro de las fuerzas ucranianas prepara su rifle mientras hace guardia en la localidad de Shyrokino, cerca de Mariupol.

LA GUERRA EN EL ESTE DE UCRANIA DISMINUYE DE INTENSIDAD

Reducen las hostilidades entre Kiev y separatistas

Reducen las hostilidades entre Kiev y separatistas



El repliegue de armamento pesado centra las discusiones de negociadores

Kiev/EFE

Las hostilidades entre las fuerzas ucranianas y los rebeldes prorrusos se vieron ayer reducidas al mínimo en el este de Ucrania, mientras Kiev y Moscú abrían un nuevo capítulo en su guerra del gas.
Tanto los separatistas como las autoridades ucranianas constataron ayer una significativa disminución de las violaciones del alto el fuego –que entró en vigor el pasado día 15– durante la madrugada del martes.
Pero en otro frente, el presidente ruso, Vladímir Putin, echó leña al fuego al cargar contra el Gobierno ucraniano por su decisión de cortar el pasado día 19 el suministro de gas a los territorios controlados por los rebeldes, que lo están recibiendo ahora directamente de la empresa rusa Gazprom.
"Por si no bastara con que allí (en las regiones de Donetsk y Lugansk) se pasa hambre, y con que la OSCE haya constatado que hay una catástrofe humanitaria, les cortan el gas. Eso ya huele a genocidio", dijo Putin en conferencia de prensa tras reunirse con su homólogo de Chipre, Nikos Anastasiadis.
El Jefe del Kremlin recordó que los acuerdos de paz de Minsk, firmados el pasado 12 de febrero, obligan a las autoridades ucranianas a garantizar el suministro de energía a los territorios controlados por los separatistas.
Kiev también hizo alusión a esos acuerdos –negociados en una reunión de 16 horas entre los presidentes de Rusia, Ucrania, Francia y Alemania– al reiterar que no cumplirá con el segundo punto del documento, que obliga a los dos bandos a retirar el armamento pesado del frente, hasta que el alto el fuego sea total.
"Habrá repliegue del armamento pesado sólo después del cese total del fuego", subrayó el ministro de Defensa ucraniano, Stepán Poltorak.
Poco después, el portavoz del mando militar ucraniano, Andréi Lisenko, denunció nuevos ataques prorrusos con artillería contra las posiciones ucranianas en la localidad de Shirókino, a 21 kilómetros de Mariúpol, estratégico puerto industrial en manos de las fuerzas gubernamentales.
Aunque los rebeldes informaron del repliegue de hasta 200 piezas de artillería, tras el centenar que retiraron supuestamente el martes, la OSCE exigió a los dos bandos información necesaria para demostrar el cumplimiento de ese punto de los acuerdos de Minsk.
"Eso incluye información acerca de qué armamento tienen, dónde se encuentra ahora, qué rutas usarán para su retirada y dónde se emplazará una vez sea replegado", dijo el jefe de la misión especial de la OSCE para Ucrania, Ertogrül Apakan.
El veterano diplomático turco subrayó que hay una gran diferencia entre la labor de observar movimientos de artillería y constatar realmente su repliegue.
La Cancillería rusa no tardó en criticar la postura adoptada por el organismo internacional y exigió en un comunicado que "la misión de la OSCE asuma sin dilación las funciones de observación y verificación de la retirada del armamento pesado" a las que se comprometió como garante de los acuerdos de Minsk.

Guerra del gas

La Comisión Europea (CE) reiteró su preocupación por la disputa sobre el gas que mantienen Kiev y Moscú y exigió cumplir con el "paquete de invierno", acordado que permitió restablecer el tránsito de gas ruso a Ucrania hasta finales de marzo.