EDITORIAL
Un encuentro oportuno
Un encuentro oportuno
Este equipo tiene un trabajo arduo que hacer, con la seguridad de que el tiempo siempre nos estará pisando y, sobre todo, de que en este tema no se puede dejar nada a la improvisación
La reunión de los miembros del equipo que dirige la estrategia adoptada por el Gobierno con relación a la búsqueda de una salida soberana al mar y que tiene en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) su epicentro ha sido oportuna.
Primero, porque el próximo mes de mayo Bolivia debe rebatir la petición chilena de que la CIJ se declare incompetente para tratar la demanda boliviana. De acuerdo con declaraciones de autoridades chilenas, el fondo de esta demanda es la modificación del Tratado de Paz de 1904, cuando lo que pide Bolivia es que la CIJ obligue a Chile a negociar de buena fe un acceso soberano al mar.
Segundo, se ha realizado esa reunión en medio de un evidente deterioro de las –de por sí– difíciles relaciones entre Bolivia y Chile a causa, entre otros factores, de una campaña de desinformación impulsada por el Ministerio de Relaciones Exteriores del país vecino, que ha recibido una tajante respuesta desde Bolivia, expresada a través de diversos voceros, oficiales y, lamentablemente, también oficiosos.
Tercero, porque la estrategia boliviana requiere de un permanente trabajo de coordinación, no sólo porque se trata, como se ha dicho en forma insistente, de un tema complejo, que tiene muchas aristas, sino porque muchos operadores políticos buscan sacar provecho de él.
En la medida en que el equipo responsable defina claramente los papeles que cumplirán sus miembros y la forma en que se procederá, mientras dure el proceso en La Haya, se aportará –sin duda– a que nuestra demanda llegue a buen destino.
Una cuarta razón, que justifica este encuentro, es que se hace explícito que el tema del mar tiene un carácter de prioridad absoluta.
Además, y como han señalado varios columnistas, parece que es tiempo de reflexionar sobre qué se hará ante los posibles fallos que los jueces den en las etapas que siga este caso.
Concretamente, este equipo –además de preparar los alegatos señalados– debe definir qué pasos dar cuando la CIJ decida sobre su competencia sobre el caso y –ni qué decir– es necesario establecer escenarios de acción en caso de que esta instancia internacional acepte su competencia.
Si uno de ellos fuera, por ejemplo, que el fallo sea que Chile negocie de buena fe, debemos definir qué es lo que el país negociará, junto a una necesaria campaña de socialización que permita dar total legitimidad a lo que finalmente se resuelva.
Es decir, este equipo tiene un trabajo arduo que hacer, con la seguridad de que el tiempo siempre nos estará pisando y, sobre todo, de que en este tema no se puede dejar nada a la improvisación.
En ese marco, no está demás insistir, a riesgo de ser reiterativos, en que se debe mantener la posición de no subordinar el tema del mar a intereses de corto plazo. Se trata de un riesgo que siempre hay que enfrentar, más aún cuando aparecen corrientes sectarias a las que lo único que les importa es reproducirse o llegar al poder. Y una forma de hacerlo es con reuniones como la que se comenta.
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