OJO DE VIDRIO
Ser mestizo
Ser mestizo
Ramón Rocha Monroy.- Un problema común a tres horizontes, el colonial, el liberal y el populista, es el conflictivo tema del mestizaje, que no es de ninguna manera la forja o fundido de metales para conformar una sociedad única y homogénea, sino que recrea constantemente la estructura de castas original. El mestizaje, según Silvia Rivera Cusicanqui, refuerza la estructura de castas, los mecanismos de segregación, exclusión y autoexclusión por los cuales los sectores “cholos” se subordinan a los “mecanismos clientelares propuestos por el sistema político tradicional” y se sumergen en la degradación y el anonimato colectivo. Se habla del nuevo ciudadano que forja su identidad como individuo, pero es una identidad formal, ilusoria y precaria.
El horizonte populista habla de la “revolución chola” de 1952, que tuvo “importantes efectos democratizadores” aunque no funcionó su proyecto económico y político, pese a que el MNR hablaba del Estado soberano y de la ciudadanización plena de la población en su mayoría indígena y mestiza. En los hechos, este proceso prolonga las diferencias entre la esfera social y la política, entre la identidad étnica y la identidad ciudadana y entre la dimensión pública y la dimensión privada.
El mestizaje es un dedo acusador que muestra el colonialismo interno, que es un conjunto de contradicciones históricas de diversa profundidad, que reaparecen hoy, que distorsionan los modos de producción, los sistemas político estatales y las ideologías importadas de Occidente, que hablan de homogeneidad cultural, pese a que la reflexión andina ha reunido un debate abundante sobre el tema, que debería ser estudiado entre los pueblos originarios de las cuencas amazónica y platense para ver qué distorsiones hay entre el pasado histórico remoto y reciente.
En suma, la hipótesis central de Silvia Rivera es cómo distorsionan la contemporaneidad boliviana tres horizontes: el colonial, que es de larga duración, el liberal y el populista. Estos dos últimos sistemas refuncionalizan las estructuras coloniales de larga duración, que se convierten en colonialismo interno y permiten explicar la estratificación interna de la sociedad boliviana, sus contradicciones sociales fundamentales y los mecanismos específicos de exclusión y segregación.
O sea que la demanda de territorio en el oriente y la propuesta andina de un estado plurinacional son cuestionamientos serios a las formas liberales de organización política, que se asientan en una “comunidad imaginaria” mestiza y culturalmente homogénea, permanentemente distorsionada en realidad por los tres horizontes propuestos, es decir, en dos palabras, por el colonialismo interno.
A estas alturas, la democracia pactada, que se abrió en el país en octubre de 1982, parecería apenas una oportunidad de la clase dominante de controlar la democracia para imponer reformas neoliberales bajo un ropaje pluri-multi y de participación popular. Sin embargo, la crisis del modelo neoliberal estaba anunciada por la represión a los trabajadores cocaleros, que no los erradicó sino los hizo más fuertes, y los abusos cometidos contra los derechos humanos, la ausencia de soluciones estructurales a la crisis económica y la ceguera o falta de visión de la clase política, que le hicieron perder el poder en 2005.
Adopto esta vishón en mi condishón de cholo plurinacional.
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