EDITORIAL
El ferrocarril de Bulo Bulo a Montero
El ferrocarril de Bulo Bulo a Montero
Mientras llegan los resultados prácticos, sólo cabe esperar que no falte la información necesaria para despejar las dudas sobre la viabilidad del proyecto
La suscripción, el pasado miércoles en un solemne acto realizado en la ciudad de Montero, de un contrato para la construcción de puentes del ferrocarril Montero-Bulo Bulo con una inversión de 250 millones de dólares, con lo que se ha dado por oficialmente iniciada la construcción de una ferrovía interoceánica, que en una primera fase servirá para exportar fertilizantes de la planta de amoniaco y urea hasta Brasil y Argentina, se ha sumado a una ya larga serie de esperanzadores anuncios sobre el avance de uno de los más ambiciosos proyectos de la actual gestión gubernamental.
Según los datos proporcionados en dicho acto por el Presidente Evo Morales, la construcción de los puentes es el tercer componente del proyecto. Los otros dos son los tramos que unirán Montero con el río Yapacaní y este río con la población de Bulo Bulo. En total, las obras tendrán un costo de 250 millones de dólares que serán íntegramente financiados con recursos propios del erario nacional.
La noticia, dados los antecedentes del tema, tendría que haber sido recibida con el máximo de los entusiasmos pues podría ser vista como el primer paso hacia la plasmación, con casi un siglo de atraso, de la unión por vía férrea de los llanos orientales con el occidente del país, una de las más antiguas aspiraciones de Santa Cruz.
Desde el punto de vista de los intereses nacionales, también tendría que ser muy grande el entusiasmo pues la vía férrea proyectada sería sólo un componente más de un multimillonario negocio de exportación de al menos 50.400 toneladas mensuales de urea a Brasil y Argentina, lo que representaría una muy importante fuente de ingresos para el país.
El optimismo oficial, sin embargo, no ha sido compartido por quienes desde hace ya mucho tiempo expresan sus dudas sobre la viabilidad del proyecto. Recuérdese que en ocasión de la suscripción del contrato entre Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos y la empresa surcoreana Samsung Engineering Co. Ltda. para la construcción de la plana productora de urea y amoníaco en Bulo Bulo, ya se expusieron argumentos que contrastan con el entusiasmo gubernamental.
Tales dudas, lejos de ser despejadas, se han incrementado con la suscripción del contrato para la construcción de la vía férrea. Detalles como la ausencia en el mencionado acto de dos de las tres empresas que se harán cargo de las obras por no haber cumplido los requisitos legales, además de deslucir la ceremonia, fue interpretada como una prueba de la falta de rigor con que estaría encarándose tan importante proyecto.
Se ha cuestionado, por ejemplo, la inexistencia de estudios técnicos y financieros que sustenten la viabilidad de la obra. Que se sepa, no hay aún un diseño final de la obra ni estudios de impacto ambiental ni cronogramas ni datos que avalen los montos de la inversión anunciada.
Es de esperar, por supuesto, que las dudas expuestas tanto en lo que se refiere a la producción, como transporte y exportación de urea sean absueltas y que todos los componentes del proyecto sean tan buenos como los presenta la versión oficial. Mientras se esperan los resultados prácticos, bueno sería que se ofrezca información clara, transparente y suficiente.
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