LA NOTICIA DE PERFIL

Los muertos no quieren votar

Los muertos no quieren votar

Paulovich.- Como la mayoría de los bolivianos, al llegar el Día de los Difuntos, recordamos a nuestros queridos muertitos, quienes al ser evocados nos visitaron las noches anteriores para charlar y recibir al mismo tiempo las ofrendas que les preparamos de acuerdo a sus preferencias gastronómicas que nos demostraron cuando todavía vivían en este valle de lágrimas.
Aunque con algunos reparos, mi pariente espiritual aceptó recibir en mi domicilio al alma bendita de su esposo Don Nemesio, quien le habría manifestado que prefería pasar esa noche con ella y lejos del periodista donde van a parar los dineros que él había ahorrado en su dura vida de trabajo. Sin embargo prevalecieron los deseos de la cholita, y el alma de Don Nemesio celebró esa noche en mi casa donde pude controlar todos sus movimientos, luego de presentarlo a las almas de mis parientes y amigos.
Las almas benditas fueron llegando a mi living una a una y sin hacer ruido, presentando a todas a mi comadre Macacha quien fue la autora de todos los manjares que llenaban las varias mesas que ofrendamos a los seres más queridos y que no existen en la otra vida por ser innecesarios para los espíritus.
El alma bendita de una de mis parientes se escandalizó al saber por boca de mi comadre cuánto costaba actualmente la arroba de papas, el kilo de tomates y el quintal de harina, preguntando a todos los que sufrimos la elevación de precios si no existían autoridades competentes para frenar la especulación y el agio. Mi comadre y yo le respondimos a dúo que teníamos el mejor gobierno del mundo desde hace ocho años y que el próximo año sería re-re-reelecto. Muchas almas que nos visitaban lloraron lamentando nuestra suerte.
Al haber mencionado la palabra elecciones, el alma bendita de uno de mis amigos nos dijo que allí en el Cielo se había enterado de que nuestro presidente Evo ganaría las elecciones porque la plata del Estado Plurinacional, Multicolor y Folclórico se hallaba a su disposición, que todas las autoridades electorales le obedecían y también los organismos constitucionales, y que si todo aquello no fuera suficiente, votarían los campesinos aceitados con prebendas, y además los bolivianos que viven en el extranjero donde la suprema autoridad electoral será el Cónsul de Bolivia.
Tomó la palabra por vez primera el alma bendita de Don Nemesio y dijo: “Como estamos entre amigos y parientes, les cuento que también votaremos los muertos, como ya ocurrió muchas veces en nuestra Historia…”
Al saber que también votarían los muertos, las almas benditas allí presentes nos autorizaron a mi comadre Macacha y su Consejero Económico Don Paulino Huanca a destruir todos sus documentos para evitar ser usados en los cómputos electorales.
Bebimos unos tragos finos y volvimos a quedarnos solos porque las almas benditas ya se habían marchado. Por si acaso, busqué si el alma de Don Nemesio permanecía oculta en mi casa, pero felizmente todos se marcharon juntos.