COLUMNA VERTEBRAL
Yvy Maraey. Yo soy el otro
Carlos D. Mesa Gisbert.- Si hay algo en Yvy Maraey que el realizador logra con su desafiante planteamiento, es que la película fluya en dos grandes ríos; el del descubrimiento exterior, el fascinante mundo indígena de los llanos, y el del descubrimiento interior; complejo, traumático, intrincado, repleto de preguntas que se desmadejan en dos puntas, al principio la del filme (el invento del filme, la realidad real convertida en realidad de la ficción) del gran antropólogo Erlan Nordenskiold, y al final, la del jeep desguazado por los niños y jóvenes guaraníes que Andrés mira deslumbrado, como si él mismo hubiese sido despiezado de todo aquello que puramente material, es una carcasa sin sentido. Irónicamente quien pregunta “¿cómo sabes qué es lo que miro?”, no es una niña guaraní, sino una niña ayoreode. Es, al fin, un nuevo encuentro con el otro, que es uno y muchos...