RAÍCES Y ANTENAS

Globalización = sudamericanización

Globalización = sudamericanización

Gonzalo Chavez A..- Para Bolivia, el proceso de globalización contemporáneo significa, básica aunque no exclusivamente, sudamericanización. Esta es una de las hipótesis de un trabajo que vengo explorando, conjuntamente dos colegas, en un estudio sobre el impacto de la globalización en Bolivia.
La globalización es un fenómeno político, económico, financiero, migratorio, cultural, diplomático, artístico, entre otros. Debido a la multidimensionalidad del proceso, su definición es amplia y ambigua, pero en esta oportunidad nos concentraremos en los temas económicos y financieros de la globalización aplicados al caso nacional.
En el 2011, último dato que sale en el INE, el 55% de las exportaciones de Bolivia se concentran en la región sudamericana. A Brasil le vendemos un 33% del total, mayoritariamente gas natural, y el mercado argentino representa el 11.5% de nuestras ventas internacionales, también con supremacía de energéticos. Asia compra el 14% de nuestras exportaciones, Japón se lleva la flor en esta región con 5.9% y el gigante China sólo consume el 3.6% de nuestras ventas, aunque ha crecido mucho en los últimos años. El odiado imperialismo sólo recibe el 9% de nuestros productos y servicios. Estas tres regiones: Sudamérica, Asia y Estados Unidos representan el 88% de nuestras exportaciones; obviamente, el resto es Europa y otros países más chicos.
En las importaciones ocurre un fenómeno parecido: el 51% de nuestras compras provienen de Latinoamérica, destaque para Brasil y Argentina; el 22% de nuestro abastecimiento de bienes y servicios se originan en Asia e importamos el 11% de los Estados Unidos. Todo ello representa el 84%, el restante viene de Europa y otros países.
En los flujos financieros nuestra participación es mínima y también se circunscribe a la región del cono sur.
La sudamericanización económica y comercial es un hecho de la realidad que debe orientar la política exterior boliviana y también las estrategias de desarrollo. En el horizonte del deseo, obviamente que se debe buscar agrandar las fronteras y los alcances de las oportunidades económicas, pero por el momento nuestros desafíos de desarrollo están ligados a procesos de integración energéticos, comerciales y productivos regionales; en especial, ahora que vivimos un boom económico vinculado al espectacular precio de las materias primas.
¿Cuáles serían las oportunidades que se abren para un modelo de desarrollo económico que tome en cuenta este tipo de globalización? En primer lugar, una estrategia de industrialización que busque la complementariedad productiva con nuestros vecinos, en particular con Brasil, pero también con Perú y Argentina.
Esta idea se sustenta en tres marcos analíticos: 1) La teoría que relaciona comercio y crecimiento (Renato Baumann) divide a los países en hubs o centros de distribución (Brasil) y spokes o nodos (Bolivia) que se conectan al hub. Por ejemplo, los países spoke exportan componentes electrónicos, bienes de producción, a los países hub que hacen el ipad, bienes finales. Este es el caso de Vietnam (país spoke) y China (país hub), y es una muestra de un tipo de integración productiva. 2) Según la teoría de cadenas de valor o clusters (Michel Porter), Bolivia podría ser parte de clusters regionales como el turismo gastronómico en el Perú, o como lo es, en los hechos, parte de la cadena de la soya brasileña, pero aprovechando mejor las sinergias económicas y tecnológicas tanto de los actores privados como públicos a nivel regional. Aquí nuevamente el tema de la integración económica regional virtuosa es fundamental, donde tan importante como el know how es el know where, el conocimiento y la ubicación. 3) La complejidad económica basada en teoría de redes (Ricardo Hausmann), que también sustenta la integración productiva. En sencillo, países que tienen selvas (redes) productivas más densas (Brasil) tienden a generar más riqueza que aquellas sociedades que tienen pocos árboles productivos (Bolivia). En este marco conceptual, los productos son vehículos de conocimiento conducidos por personas o empresas en autopistas de redes. Éstas pueden ser los mercados y las instituciones, públicas y privadas. La cantidad de conocimiento en una sociedad no depende del saber de un individuo, más bien está relacionado con la diversidad de complejas redes de interacción entre las personas y empresas. Las redes de la región latinoamericana son mayores que la boliviana; una integración productiva sería muy útil para nuestra economía, porque nos permitiría arrancar con una industrialización complementaria que después puede adquirir vida propia.
Que la globalización signifique sudamericanización para Bolivia es una gran oportunidad para una economía pequeña como la nuestra, así lo muestran las teorías mencionadas.