El español David Ferrer despachó a su compatriota Rafael Nadal para avanzar a la final de Bercy.
El español David Ferrer despachó a su compatriota Rafael Nadal para avanzar a la final de Bercy.

TENIS David Ferrer desafía a Novak Djokovic en defensa de su título del Master 1.000 de Bercy

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París / EFE

El español David Ferrer rompió ayer la lógica del ranking para derrotar a su compatriota Rafael Nadal y meterse en la final del Masters 1.000 de Bercy, del que es defensor del título, donde se verá las caras con el serbio Novak Djokovic.

Ferrer, que el año pasado conquistó en la moqueta francesa su primer torneo de esa categoría, aspira a convertirse en el primer tenista que revalida el título desde la creación del torneo en 1986.
Para hacerlo, Ferrer produjo un partido de alto voltaje frente a un Nadal que estuvo lejos de parecer el número uno del mundo y que cayó derrotado por 6-3 y 7-5.
“El mejor partido de la temporada”, dijo Ferrer al término del duelo que fue una reedición de la final del pasado Roland Garros, pero que acabó al revés que en la tierra batida.
Regular en el juego, seguro con su servicio, imponente con la derecha, Ferrer acabó desarbolando a un Nadal que si bien había ido incrementando su nivel a lo largo de los partidos, no fue suficiente para meterse en la final.
Nadal, que sumó la sexta derrota del año, ve ahora peligrar su número uno mundial, al menos provisionalmente, porque en caso de darse una victoria de Djokovic en la final de hoy, el serbio pasaría a ocupar el puesto uno del ranking.
Nole fue capaz de remontar un duelo que se le había puesto difícil frente al suizo Roger Federer, al que le faltó gasolina para cerrar su clasificación.
El helvético entró a la pista como un torbellino y antes de que Djokovic se diera cuenta ya había dejado casi visto para sentencia el primer set.
Más aun, Federer había comenzado el segundo rompiendo el saque de su rival, que se encontraba contra las cuerdas. Pero hasta ahí llegó el combustible del suizo. La reacción de Djokovic no se hizo esperar, recuperó su saque y se apuntó la segunda manga, para finalmente alzarse de forma plácida con la tercera ante un rival que había quemado sus naves.
La final de hoy, domingo, no será la que soñaban los organizadores, que se frotaban las manos con un duelo entre los dos mejores del mundo, algo que en Bercy no había sucedido desde 1990, símbolo de un torneo que los primeros espadas del circuito dejan un tanto de lado en el final de temporada.