¿Impuestos o exacciones?

¿Impuestos o exacciones?

Juan José Bonifaz B..- "En la vida hay dos realidades que el ser humano no puede eludir: la muerte y los impuestos”…
Los impuestos son ingresos en dinero que el Estado obtiene de las economías privadas, en cumplimiento de leyes compulsivas, en virtud de su poder coercitivo, a título definitivo, para el financiamiento del gasto público. Cuando la presión tributaria es muy fuerte, surgen la mora, evasión y defraudación con mayor intensidad, es decir, asegurar el pan de hoy; y dejar el hambre para mañana…
Una política fiscalista tiende a presionar a los contribuyentes, hasta provocar su quiebra. Esto parece ocurrir hoy para el sector legal; mientras los sectores informales, extralegales, tributan poco, mal o nunca, y se multiplican hasta constituir un 70% de la actividad económica nacional, como durante el mercantilismo europeo: los tributos constituían la pieza fundamental de las finanzas, pero habian privilegiados que no pagaban impuestos –y a la inversa– sólo tributaban los campesinos…
Una política tributaria sana, que aplica los principios de justicia, equidad y proporcionalidad de manera responsable, no debería permitir sectores informales, redes coca-cocaína, contrabando ni grupos productivos ligados al poder que se benefician de concesiones, exenciones y liberaciones, más en un período de publicitado bienestar, que contrasta con medidas de fiscalismo exagerado.
Para moderar los excesos, es indispensable una educación tributaria, que ya se desarrollaba durante la institucionalización de las oficinas de Impuestos Internos; ahora nuevamente surge la improvisación, persecución y regímenes penales tributarios que gravan a la economía formal, mientras se muestran flexibles con sectores que no cumplen las leyes a título de cooperativas y pequeños obligados.
Hay otro aspecto en el que no reparan los responsables de recaudar impuestos. La economía local no crece, está estancada, es pobre… El bolsillo del chuquisaqueño no tiene mayores oportunidades de crecimiento y un régimen impositivo policiaco mata la gallina de los huevos de oro. Los sendos carteles de clausura de negocios destacan en la zona central de la ciudad, pero en los mercados negros donde reina la economía extra-legal, campea el caos fruto de la desocupación y el desempleo.
Una ciudadanía responsable y cumplidora de la ley es un capital humano valioso de un país, y esa debería ser la tendencia para el éxito de la aplicación de normas legales sostenibles. El chuquisaqueño educado en esa escuela cumple en la medida de sus capacidades, pero ante la presión y la extorsión, está inducido a optar por alternativas viciosas. Esto no sólo con los impuestos nacionales, sino también con los municipales.
Los pequeños contribuyentes rompen las leyes de la economía, no pueden convertir sus activos en capital líquido por una razón muy sencilla: para ser útil en un mercado expandido –el capital– primero tiene que ser representado en un documento de propiedad formal, donde luego se le podrá atribuir un status que le permita producir valor adicional. Los activos son poseídos de forma defectuosa: las casas de los pobres están construidas sobre lotes con derechos de propiedad inadecuadamente definidos, sus empresas no están constituidas con obligaciones claras y sus industrias se ocultan donde los financistas e inversionistas no pueden verlas. Entre tanto que, en los países del mundo capitalista, toda parcela de tierra, toda construcción, toda pieza de equipo o depósito de inventarios está representando en un documento de propiedad, que es el signo visible de un vasto proceso oculto que conecta a tales recursos con el resto de la economía y permite multiplicar el capital.