Domingo, 19 de enero de 2014
 
¿Previsión y prudencia?

¿Previsión y prudencia?

Juan José Bonifaz B..- La Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL) proyectó en días pasados que la economía latinoamericana crecerá un 3.2 por ciento este año, por encima del 2.6 por ciento del año pasado. Según los pronósticos de la CEPAL, entre los países de más rápido crecimiento de la región se contarán Panamá (7 por ciento), Perú (5.5 por ciento), Bolivia (5.5 por ciento), Colombia (4.5 por ciento), Ecuador (4.5 por ciento) y Chile (4 por ciento).
La visión es optimista, y eso está bien desde el punto de vista del corto plazo. Pero el comportamiento del mercado interno, pone en duda la sostenibilidad del proceso en el largo plazo. Según los datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior, la importación de frutas creció de 4 millones de dólares en 2003 a 19 millones hasta noviembre de 2013; esto quiere decir que, en los últimos 10 años, el monto creció en casi 5 veces más, y el volumen se duplicó de 20 mil a 42 mil toneladas. Los analistas se preguntan si el pan de cada día, es hecho con harina “americana”, que la papa que le espera en el almuerzo sea de origen peruano, o que las uvas del postre hayan venido de Chile… El arroz, que Bolivia importó en 2013 es quince veces más que en 2012, que entre enero y noviembre, se importó 1.6 millones de dólares de arroz, mientras que en el mismo periodo de 2013, se importó 16.7 millones.(¿?)
El caso para la anécdota, es lo relativo a la exportación de gas. Se hizo célebre el slogan: “Ni una molécula de gas para Chile” hoy, que Venezuela está en la imposibilidad de satisfacer la demanda boliviana, Chile ocupa el primer lugar de nuestros proveedores de Diesel, con lo que nuestra balanza comercial con Chile es negativa; es decir, nos venden el triple de lo que les compramos.
Varios factores concurren para esta situación, el crecimiento de la cadena de la coca por su efecto depredador y su alta rentabilidad, los precios comparativos favorables de los comestibles importados y la falta de seguridad jurídica para la inversión y la propiedad de la tierra; es decir que la seguridad alimentaria pregonada por el gobierno -a este paso- “acabará haciendo de Bolivia importadora de quinua”…
Son pocos los alimentos que no son importados, gracias al boom de los precios de nuestros recursos naturales, pero en economía no solo se dan ciclos favorables -cuando llegan la crisis- es bueno recordar el gobierno de la UDP (1982) que había recibido el poder de manos de los militares con una grave crisis económica ocasionada por los bajos precios de nuestras exportaciones de minerales.
Durante ese gobierno, los precios de los minerales bajaron aún más y la Argentina dejó de comprarnos gas, se dio el borrón y cuenta nueva y la crisis económica llegó a extremos. No había recursos para pagar sueldos a los maestros. El índice de híper inflación llegó al 24.000 %. A eso se sumó, el narcotráfico que había llegado a tener un protagonismo insospechado y no se tenían los medios para enfrentarlo. Se llegó en el Chapare, al extremo de vender cocaína con la misma libertad con que se lo hacía con otros productos de primera necesidad.
En conclusión, la política expansiva del gasto público en períodos favorables, crea obligaciones que en tiempos de crisis son difíciles de sostener; de ahí porque, se debe mantener una política económica previsora y prudente, porque en economías dependientes de recursos naturales y del comercio exterior -no de base productiva- los impactos de mediano y largo plazo son demoledores.