RAÍCES Y ANTENAS
El futuro de la energía
El futuro de la energía
Gonzalo Chavez A..- Retomo mi columna después de unas vacaciones. Las pilas están recargadas y el espíritu más leve para el debate. Para calentar motores en este domingo algunas apreciaciones sobre las tendencias que se registran en escenario energético mundial, que para bien o para mal afectarán nuestra economía. Aquí sigo el libro The Quest: Energy, Security, and the Remaking of the Modern World de Daniel Yergin que gracias a estos días más tranquilos pude terminar de leerlo.
En esta oportunidad me gustaría destacar cuatro aspectos: Cambios en la oferta y demanda de petróleo y gas. El surgimiento de Brasil como una potencia energética. El descubrimiento del shale gas. Y la conversión del gas natural en una commodity, una mercancía sujeta a las reglas del mercado.
Según Yergin, durante más de cinco décadas, cuando se hablaba del mapa mundial de petróleo se refería a lo que pasaba en el Medio Oriente. Las economías vivían pendientes de las guerras o desordenes internos de los países de esta región. El suministro tanto de petróleo como de gas natural y sus precios eran altamente sensibles a los eventos políticos, tecnológicos y económicos del Medio Oriente. Encabezados por Estados Unidos todos los países importadores de energía dependían de esta parte del mundo y los pronósticos eran que la sumisión se incrementaría. En la actualidad esto ha cambiado. La geografía del petróleo es mucho más heterogénea, la oferta de energía diversificado, ahora el hemisferio occidental es un proveedor relevante. La demanda también ha variado, el Asia es un gran consumidor, en especial China.
La nueva oferta se extiende desde Alberta, Canadá, a través de Dakota del Norte y del Sur de Texas, y lo que es más importante llega a los nuevos descubrimientos de la costa de la Guyana Francesa y a los enormes depósitos de petróleo y gas natural en alta mar en Brasil. Según Yergin, en base a los descubrimientos del Presal en sus costas pero también en hallazgo de reservas de petróleo en su territorio, especialmente en la Amazonia, Brasil podría estar produciendo 5 millones de barriles de petróleo por día hacia 2020, casi el doble de la producción actual de Venezuela y más de la mitad de la producción actual de Arabia Saudí. Eso haría que Brasil sea el centro neurálgico de petróleo y de gas natural de América Latina y un jugar importante del ajedrez energético mundial.
Además, Brasil también es fuerte en energía no convencional como el etanol, que produce a partir de azúcar desde la década de 1970, hecho que lo hace menos vulnerable a los vaivenes del mercado del petróleo o gas.
En los años setentas y ochentas, Estados Unidos dependía del suministro de petróleo de México y Venezuela. En la actualidad, gracias a innovaciones tecnológicas, el país del norte camina rumbo a la autosuficiencia y podría convertirse en un exportador de energía basado en los descubrimientos del shale gas (gas de pizarra) que se encuentra en formaciones rocosas que deben ser fragmentadas para ser extraído. Así mismo, Canadá cuenta con importantes reservas de arenas de petróleo. Las arenas bituminosas o oil sands (a veces conocidos como "arenas de alquitrán") se componen de aceite muy pesado mezclado con barro y arena. Estas energías, si bien se han vuelto particularmente controversiales debido a la oposición de grupos ambientales que critican su forma de extracción, están demostrando ser fuentes de oferta importantes para la seguridad energética del Occidente.
En estas nuevas tendencias mundiales cabe destacar los cambios que se están produciendo en el mercado del gas natural y el LNG. Este último energético ha ingresado rápidamente a la matriz energética mundial y ha flexibilizado el mercado de gas natural convirtiendo a este producto en una commodity, cuyo precio es determinado por la oferta y demanda. Qatar y Australia son los principales exportadores de LNG. Europa y Asia son los mercados más relevantes de este energético. En las décadas pasadas, los precios del gas natural se establecían en contratos de largo plazo y estaban conectados a los precios del petróleo. Con el incremento del comercio del LNG a nivel mundial y la sofisticación del intercambio de gas natural, el precio de este energético comenzó a ser determinado por el mercado. Los nuevos contratos de gas natural y LNG dejaron de tener como referencia los precios del petróleo.
Estas nuevas tendencias en el mercado mundial del petróleo y el gas natural tienen y tendrán un impacto importante tanto en la geopolítica como en la economía. El Hemisferio Occidental todavía requerirá suministros desde el resto del mundo, pero no en la misma medida. Es en este contexto, que deberíamos pensar la política energética boliviana en el especial rumbo a la renegociación del contrato de gas natural con Brasil en el año 2019.
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