EDITORIAL
Recuperar el debate político
Recuperar el debate político
El silencio de los partidos sobre temas centrales de la agenda pública deja lugar a dudas sobre la seriedad de sus propuestas para el futuro
Mientras los dirigentes de los partidos políticos, particularmente de la oposición, intensifican las negociaciones para la conformación de alianzas y candidaturas con las que participarán en las elecciones generales de octubre próximo, en el planeta se están presentando una serie de acontecimientos sobre los que se percibe que sus consecuencias afectarán a sus vecinos e, incluso, al resto del mundo, por lo que generan mucha incertidumbre.
Sin embargo, los dirigentes políticos muestran una extraordinaria indiferencia ante esa situación y se centran en temas que por ahora sólo les interesa a ellos y a sus seguidores (pocos o muchos, poco importa), dejando una vez más a la ciudadanía sin referentes reflexivos sobre los cuales poder conformar un cuadro de situación que ayude a entender este complejo panorama. De esa manera, sólo se escucha una voz, la del gobierno, que copa toda la atención.
Entre los temas que nos afectan en forma directa y sobre los cuales los actores políticos no se pronuncian, se encuentra el debate sobre la despenalización o no de algunas drogas hoy ilegales. A partir de la experiencia de Uruguay y de algunos estados de Estados Unidos y países europeos, incluso la Organización de Naciones Unidas ha propuesto incluir el tema en la agenda del debate. En el país, todos los actores prefieren obviar el tema fundados en temores reales o ficticios, mientras el Gobierno, de acuerdo a algunos de sus dirigentes y voceros, anuncia su oposición frontal a esa posibilidad, adhiriéndose a las corrientes represivas aún vigentes.
Otro tema fundamental para el país es el tema marítimo. Si bien es cierto que éste no debe ser objeto de debate electoral, sí debiera ser parte del debate nacional, incluyendo la reflexión sobre la nueva propuesta del gobierno sobre el tema, las reacciones en Chile y las consecuencias de la reelección de la presidenta Michelle Bachelet, más aún si dentro de la amplia y plural alianza que la sostiene hay una variedad de posiciones sobre la demanda marítima boliviana.
La construcción, aparentemente violando el derecho internacional, de represas por Brasil en territorio fronterizo es otro tema fundamental que debería estar ya en el debate público, y sería importante que la ciudadanía conozca cuáles son las reflexiones que en el mundo político se hace sobre el tema.
La crisis que atraviesa Venezuela, donde las tendencias autoritarias y represivas del régimen en el poder se van radicalizando, es otro tema que no se debe soslayar. Demás está decir que el desenlace de esta crisis afectará directamente al país por la dependencia creada desde 2006, de la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA) y el militante alineamiento del Gobierno con el régimen venezolano.
Si bien lejano geográficamente, lo que sucede en Ucrania debe ser seguido por el país porque su resolución tendrá consecuencias directas en la convivencia entre las naciones y las regiones.
Sobre estos temas también deberían pronunciarse los partidos y ofrecer análisis que permitan que la ciudadanía tenga una mejor comprensión de la realidad. Así, mostrarán que no sólo están interesados en llegar (o quedarse) en el poder, sino que tienen instrumentos para ejercerlo. Es decir, que serán capaces de recuperar el sentido de la política como servicio.
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