BUSCANDO LA VERDAD
¡Cómo me dueles, Venezuela!
¡Cómo me dueles, Venezuela!
Gary Antonio Rodríguez Álvarez.- ¿Alguien podía imaginar hace dos años atrás un escenario político, económico y social tan complicado como el que sufre hoy la hermana República Bolivariana de Venezuela? Pocos. Sin embargo está sucediendo y todo parece indicar que podría complicarse.
¿Qué llevó a Venezuela a semejante situación de confrontación interna, a tal grado de polarización –hasta partir al país en dos– como se vio en las últimas elecciones? Muchas son las explicaciones pero todas giran en torno a un eje: el difunto Hugo Chávez Frías.
La conjunción de su valentía militar y el carisma de un soldado que con aires revolucionarios quiso cambiar atávicas estructuras de injusticia –de una forma equivocada– ha sido la causa del desastre económico y el descontento social.
Obnubilado por el descomunal ingreso de más de 900.000 millones de dólares durante su presidencia, gracias a la exportación de petróleo, principalmente a su mayor enemigo ideológico, EEUU; respaldado por las Fuerzas Armadas y el control absoluto de todos los Poderes del Estado; apoyado en las calles por la capacidad de movilizar millones de venezolanos que viven de las dádivas del Estado, promovió por años un irracional proceso estatista-populista, hoy “una política económica inepta” en palabras de Heinz Dieterich, padre del Socialismo del Siglo XXI (RFI, 6/MAR/14).
La contrapartida de ese experimento es tener ahora una situación aparentemente “sin retorno”, con un gasto público que sigue creciendo sin que los ingresos lo acompañen; un país destruido productivamente que lo importa casi todo, pero pese a ello sufre la falta de alimentos, insumos médicos y productos básicos; con una inflación de más del 50%, una de las más elevadas del mundo; y una altísima inseguridad ciudadana.
Con la intempestiva partida del “Comandante Chávez”, el pesado lastre de la crisis económica y el hastío de la mitad de los venezolanos que sufren las consecuencias de un modelo económico equivocado, muestra un problema que se cae de maduro.
¡Tanta retórica y buenos deseos! ¡Tantos insultos y amenazas! ¿Para qué?
Mientras hubo dinero en demasía se pudo ocultar lo que no se hacía bien para administrar con racionalidad un país que lo tenía absolutamente todo para poder salir de la pobreza: una de las mayores reservas hidrocarburíferas del mundo y un gran mercado frente a sí, pero la oportunidad fue desperdiciada.
¡Cómo me dueles Venezuela! ¡Cuánto padecimiento y postergación! Imploro a Dios sabiduría para tus gobernantes y su santa paz para tus habitantes.
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