Domingo, 27 de abril de 2014
 

COLUMNA VERTEBRAL

Mi batalla por las autonom�as

Mi batalla por las autonom�as

Carlos D. Mesa Gisbert.- Uno de los hechos de nuestro gobierno que recuerdo con mayor satisfacci�n, es la decisi�n inequ�voca y expl�cita que tom� hace exactamente diez a�os al apostar por las autonom�as. Voluntad que expres� al pa�s con claridad el 20 de abril de 2004, en ocasi�n de conmemorarse los diez a�os de la Participaci�n Popular. En mi discurso a la Naci�n de ese d�a, dije textualmente:
�Hoy, el centralismo se est� convirtiendo en un obst�culo para la unidad nacional, la excesiva concentraci�n de decisiones no es una receta adecuada para un pa�s que quiere m�s participaci�n popular. Estoy convencido, en ese contexto, de que la descentralizaci�n es una demanda leg�tima y creo que tenemos que hablar hoy de gobiernos departamentales aut�nomos. La autonom�a de los departamentos es un camino que tenemos que seguir, por eso tengo la disposici�n y expreso mi clara voluntad de que as� sea. Para ello queremos hacer una propuesta concreta, la modificaci�n del art�culo 109 y del art�culo 110 de la Constituci�n Pol�tica del Estado (de designaci�n de prefectos, privativa del Presidente); que esos art�culos sean modificados en la Asamblea Constituyente que deber� instalarse el pr�ximo a�o; que hagamos una consulta ciudadana que nos permita desarrollar en los nueve departamentos una propuesta para hacer efectivo algo que ustedes est�n pidiendo: la elecci�n directa de prefectos y la elecci�n directa de los consejeros departamentales�.
Para que no hayan dudas, debo subrayar que en ese momento no se hab�a producido todav�a la reuni�n de junio de 2004 por la cual Santa Cruz hizo una propuesta auton�mica a la Naci�n, denominada �Agenda de los once puntos� o �Agenda de Junio�, y mucho menos todav�a el Cabildo multitudinario que se hizo efectivo en enero de 2005, apoyado en una lectura sesgada del alza de hidrocarburos que nuestro gobierno hizo en diciembre de 2004.
Nuestra iniciativa fue, en consecuencia, tomada sin presiones, con serenidad y genuina fe en las autonom�as acogiendo las propuestas de Roberto Barbery, ministro de Participaci�n Popular y Carlos Hugo Molina, prefecto de Santa Cruz. Acompa�amos ese discurso con hechos, los decretos: El 27431, de 7 de abril de 2004, de reencauzamiento de la descentralizaci�n y fortalecimiento de los Consejos Departamentales; y el 27457, de 19 de abril de 2004, que descentralizaba administrativamente los servicios de educaci�n y salud. La respuesta de los autonomistas fue pedir la abrogaci�n inmediata de los decretos. �No tenemos nada que negociar con el gobierno�, dijeron. Ninguno de aquellos que desde el Departamento criticaban el centralismo en el tema de la salud y educaci�n quiso respaldarnos frente a los intereses y el poder gremial del magisterio y los trabajadores en salud. Nadie se hizo eco de nuestra propuestas de modificar los art�culos 109 y 110 de la Constituci�n. A pesar de ello, y ante la andanada desde los sectores m�s recalcitrantes y retardatarios de las �lites �autonomistas� (parte de las cuales est� hoy aliada con el gobierno del Presidente Morales), no cejamos en demostrar que nuestra intenci�n autonomista era real. El 28 de enero de 2005 el gobierno dict� el decreto 28195 que convocaba a elecci�n directa de prefectos, medida que permiti� su elecci�n en diciembre de 2005.
Estas acciones complementaban la creaci�n en noviembre de 2003 de la Unidad de Coordinaci�n para la Asamblea Constituyente bajo la conducci�n de Ricardo Paz, la promulgaci�n de la Reforma Constitucional en febrero de 2004 y la presentaci�n de los proyectos de Ley de convocatoria a la Asamblea Constituyente y al Referendo sobre Autonom�as. Ambos proyectos fueron bloqueados sistem�ticamente por el Congreso, en el que Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando ten�an una abundante representaci�n, tanto regional como partidaria. Ante ese desprop�sito convocamos a Asamblea Constituyente y Referendo Auton�mico por decreto (28195) el 2 de junio de 2005.
En la historia de nuestra gesti�n de gobierno, destaca n�tidamente la acci�n calculada y fr�amente organizada para desacreditar nuestra vocaci�n autonomista precisamente en el coraz�n de la demanda, en Santa Cruz. Sectores de poder econ�mico, social, pol�tico y medi�tico mintieron, dijeron medias verdades, desnaturalizaron nuestras palabras y nuestros hechos, e inventaron con probada mala fe la especie de que nuestro discurso buscaba dividir al pa�s y que fue el que promovi� el odio y el recelo entre las regiones. Esa estrategia dirigida por medios materiales incalculables y un demoledor aparato de comunicaci�n, rindi� sus frutos, debilitando seriamente nuestra imagen en la regi�n.
Los hechos, afortunadamente, recuperan la verdad de lo que hicimos y en particular mi convicci�n personal sobre el tema. Cre� y creo en las autonom�as, las promov� y me siento parte del logro obtenido por las regiones �especialmente Santa Cruz� tras una reivindicaci�n de centurias, tanto en el periodo colonial como en el republicano.


El autor es ex Presidente de la Rep�blica.