OBSERVATORIO
¿Alianzas para perder o para ganar?
¿Alianzas para perder o para ganar?
Demetrio Reynolds.-. Ignorar los factores que condicionan la derrota y exponerse a ella a sabiendas, no es de gente que aún ve y puede razonar un poco. Del lado de la oposición, la caída parece inevitable. Del otro, un Goliat se propone mandar a la lona a los “liliputienses” (diminutos) en el primer asalto. Dizque no le aguantarán ni un acully: un golpe al estilo cocalero del Chapare.
Con un detalle original: el Rambo político que tienen al frente es una hechura de ellos, los opositores; ellos lo hicieron con sus manos. Nadie le brindó una colaboración tan eficaz al peligroso adversario. Los testimonios están a la vista, sería largo siquiera mencionarlos. Pero el más importante es la ingenuidad de haber caído en la “estrategia envolvente” para legitimar la Constitución “chuta”. Con ella vino la segunda reelección en paquete. (“yo les hice otra trampa mejor”).
Ya son como media docena los candidatos. ¿Qué les sostiene en ese inútil empeño? ¿La vanidad de publicitarse como presidenciable? Si los sondeos son verosímiles, la suma de los votos de todos no llega ni a la mitad de la votación potencial del jefazo. Sin embargo, el 30 por ciento de los encuestados no votaría por ninguno. El mensaje es clarísimo: la única alianza válida es la que aglutine a todos en una sola fuerza electoral y con una figura política nueva como candidato, cualquier otro tipo de alianza no sirve.
En contraste con el esfuerzo de sus rivales para perder, Morales agota todos los recursos para ganar. No hace nada, absolutamente nada, que no tenga relación con ese objeto. El calendario electoral recientemente definido, la reducción del tiempo para la campaña y la incorporación oficial y desembozada de la COB al proselitismo oficialista, son parte de la lucha electoral. No hay dirigente sindical que no sueñe con ser honorable, ministro o embajador.
Lo que está en disputa no es la presidencia. Para el MAS, el desafío es mantener el poder absoluto en la Asamblea Plurinacional; otro resultado sería una derrota catastrófica, aunque salga Morales reelecto. Para los opositores, impedir esa reproducción debería ser la meta crucial, y con fines específicos como reponer la vigencia plena de la democracia, la independencia efectiva de los poderes del Estado, el respeto a los derechos humanos, la libertad de prensa y de expresión sin restricciones. Por lo menos en lo político e institucional, ningún programa de gobierno sería mejor.
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