ESCENARIO GLOBAL
Interés y preocupación provocados por China
Interés y preocupación provocados por China
Alberto Zelada Castedo.- La China se ha convertido en un referente inexcusable al buscar explicaciones a mucho de lo que acontece en la economía global. De igual manera, en un punto de partida necesario para comprender la situación de las economías de varios países de América Latina y África.
Como consecuencia de esto, tal como se refleja en la prensa internacional, es cada vez más alto el interés en ciertas acciones propias de la política exterior china, como los recientes viajes de altos dignatarios de gobierno por ambas regiones. Se trata de la visita del ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, a cuatro países latinoamericanos –Cuba, Venezuela, Argentina y Brasil– y de la gira del primer ministro, Li Keqiang, por África.
La presencia china se destaca, sobre todo, en la fisonomía que han cobrado sus relaciones económicas con las dos regiones. El dato más elocuente de esta nueva realidad es la fuerte posición que ocupa la China como socio comercial, prestamista e inversor. En ambas regiones, el gigante asiático ha desplazado del primer lugar en estos roles a potencias tradicionales, como Estados Unidos y Europa.
El comercio bilateral, en el caso de América Latina, ha crecido a un ritmo sostenido desde el año 2000, hasta alcanzar, en 2013, un monto global de 261.000 millones de dólares. En el caso del África, ha pasado de 10.000 millones de dólares en el 2000 a 210.000 millones de dólares en el 2013. Este explosivo incremento se debe, como bien subraya un comentarista de la DW de Alemania, al “insaciable apetito de China por las materias primas”.
En cuanto a su posición como prestamista, es elocuente la cifra de préstamos para un conjunto de países de América Latina que llega, hasta 2013, a 102.000 millones de dólares, según datos proporcionados por el Instituto de Gobernanza Económica Global de la Universidad de Boston. Sólo en el 2010, los empréstitos chinos a Gobiernos y empresas de América Latina llegaron a 37.000 millones de dólares, una suma superior al total de los préstamos otorgados por el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Eximbank de Estados Unidos.
En materia de inversiones, las empresas chinas no están a la zaga. Se estima que en África más de 2.500 empresas chinas tienen una activa presencia y que la inversión directa acumulada llega a 25.000 millones de dólares.
En América Latina, las cifras son aún mayores. Únicamente las “adquisiciones directas” por empresas chinas de parte o la totalidad de empresas que operan en la región, suman varias decenas de miles de millones de dólares. Una de las últimas adquisiciones, por 5.800 millones de dólares, fue la de la empresa minera Las Bambas instalada en Perú, de propiedad de la compañía suiza Clencore Xstrata PLC y considerada una las principales productoras de cobre. De mayor envergadura –10.100 millones de dólares– fue la inversión de la empresa China National Offshore Oil Corporation (Cnooc) para la compra, en Argentina, de la compañía Pan American Energy. También significativa fue la inversión de la empresa china Sinopec en Brasil para la compra, en 5.000 millones de dólares, de la compañía portuguesa GALP.
El desembarco chino en las dos regiones no deja de preocupar. En el caso de África debido a que, en razón de las características que reviste la nueva configuración de las relaciones económicas, trae a la memoria el antiguo sistema colonial. Tal vez por este motivo, poco antes de su reciente visita a la región, el primer ministro Li Keqiang expresó: “Deseo garantizar con toda seriedad a nuestros amigos de África que China nunca seguirá la senda del colonialismo”.
En América Latina, según la DW de Alemania, muchos analistas “ven con recelo esta nueva relación”. Algunos de ellos lamentan que la región esté por caer en una nueva trampa y repetir el rol que desempeñó en sus relaciones tradicionales con Europa y Estados Unidos: el de proveedores de materias primas.
Las expectativas sobre la suerte de la economía china no son exclusivas de países de África y América Latina. Al haberse convertido en la segunda economía a escala global y haber logrado una vigorosa integración en el sistema económico internacional como fuerte acreedor de potencias económicas como Estados Unidos y varios integrantes de la Unión Europea, es imposible que la China pase desapercibida.
A guisa de ejemplo, en un reciente trabajo publicado en The Wall Street Journal sobre el futuro inmediato de los precios de algunas materias primas, sus autores avizoran una tendencia a la recuperación de los mismos y atribuyen este fenómeno, a la estabilización del crecimiento de la economía china en algo más del 7 por ciento. La economía china –dicen– ha “llegado a ser tan grande que durante años absorberá crecientes cantidades de materias primas”.
|