RESOLANA
Mejorar el menú
Mejorar el menú
Carmen Beatriz Ruiz.- No hay nada más triste que una o un cocinero que repite rutinariamente las recetas propias o ajenas. Pero, peor resulta aquél que, teniendo los ingredientes y la ocasión de renovarse o mandarse un súper plato, pleno de sabores, oloroso y picantoso, estimulante y provocador, hace una simple sopita de pollo, de esas para enfermos, que parecen un hervido de agua de calcetín… para desconsuelo de los comensales.
Así, como una convidada afligida me he estado sintiendo al leer la mayoría de las propuestas electorales y escuchar y ver los primeros debates entre candidatos en esta etapa electoral, por ejemplo el contenido de discursos de proclamación que cubren los periódicos, algunas sesiones de debate en el programa de Amalia Pando en radio ERBOL desde La Paz y las participaciones en el programa El Poder del Voto en PAT, desde Santa Cruz. El menú que las y los candidatos ofertan desde esas distintas palestras a la población boliviana es más de lo mismo, platos sazonados abundantemente con insultos huecos, a veces personales y dirigidos a los candidatos a la presidencia quienes, como ya se sabe, están recubiertos de un protector escudo de teflón, porque cuentan con un núcleo básico de adherentes que no cambiarán su opinión por más que los opositores les hagan llover denuestos.
Sin embargo, en la agenda hay buenos ingredientes, incluso potencialmente provocadores, que pueden abrirnos el apetito para cambiar la oferta de la carta, que podrían identificarse con sólo echar una mirada alrededor y ponerle más sensibilidad al clima ciudadano del país. ¿Por qué entonces los chefs son tan tímidos y rutinarios?
Quizá porque el cocinero principal tiene la sartén por el mango, lo que equivale a que nos hace creer que maneja todas las recetas y tiene los ingredientes bajo llave. Por eso dirige el restaurante, ocupa la cocina y maniobra el menú. Pero, los comensales en este evento somos las y los ciudadanos, y tenemos mucho que decir al respecto.
Un tema provocador tiene que ver con la reelección del Presidente. Hasta ahora ningún candidato se animó a decir, sin pelos en la lengua, que pondrán, esta vez en serio, candados constitucionales a esa mala práctica ¿o será que les gusta nomás la idea y la quieren dejar flotando, eventualmente (si Dios, los achachilas y la corte celestial lo permiten) para sí mismos?
Dejando de lado esas altas esferas, yo prefiero hablar de temas más cotidianos y cercanos a la gente, como el de la administración de justicia (tan venida a menos y tan nefasta y, por eso, descreída para la población) o la certeza de que seguirán habiendo bonos universales y específicos, pero con garantía de que, al mismo tiempo, el Estado hará inversiones reales y eficaces que le permitan mantenerlos.
También hay otros temas poco tocados, aunque son de consumo diario, como las políticas de seguridad alimentaria, que por el momento se limitan a hacer funcionar a EMAPA como comerciante mayorista-minorista cuando algún producto escasea, dejando de lado aspectos esenciales como el fomento real a la agricultura campesina. ¿Y qué del seguro agrario? ¿Tendremos algún día los resultados del censo agropecuario?
¿Y la seguridad ciudadana? La reforma estructural de la Policía sigue siendo una necesidad sin responder. Están pendientes reformas esenciales en instituciones vinculadas a la seguridad de las mujeres. Nuevas leyes no resuelven nada, como muestra hasta ahora la tan cantada Ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia, promulgada el 2013. La lista puede continuar… ¿Podemos esperar nosotros a que mejoren el menú?
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