Domingo, 7 de septiembre de 2014
 
¿Elecciones a la boliviana?

¿Elecciones a la boliviana?

Juan José Bonifaz B..- Las elecciones son la expresión máxima de una democracia representativa, de ella emergen los órganos del Poder Público; pero esta práctica en Bolivia sigue siendo objeto de vicios e irregularidades que le quitan legitimidad y transparencia. Veamos por qué:
1. En Octubre, pretendemos “reelegir” un gobierno que ya ha cumplido con su mandato Constitucional. Todo lo demás es parafernalia alto-peruana.
2. Los registros electorales son fruto de intromisión de gobiernos, funcionarios y técnicas informáticas extra-nacionales, por tanto no tienen la confiabilidad que debieran tener para garantizar un proceso democrático y limpio.
3. Los candidatos no se muestran genuinamente comprometidos con el país. Hay quienes quieren alimentar su ego, satisfacer su ambición y soberbia, niegan el debate y la disidencia. Mientras otros, entran al mismo juego. Hacer conciencia de la importancia de las elecciones para un país, da sentido al civismo nacional, exige preparación para confrontar posiciones planes y programas. Los candidatos optan por la confrontación estéril, destructiva y decadente.
4. La campaña electoral, es el ejemplo de la falta de equilibrio y equidad. Para el candidato oficial todos los recursos del gobierno; para los otros nada. Es un despliegue de odios enfermizos contra el pecado de pensar diferente... Para el Candidato Presidente, ni siquiera rige el ejemplo colombiano, o la renuncia ética para habilitarse a un nuevo periodo; 9 años de campaña electoral ininterrumpida en época de vacas gordas no son suficientes; mientras para sus opositores, el mes previo al acto electoral…
5. La abrumadora e inédita avalancha propagandística del gobierno, resulta en una confrontación de Goliath contra David, donde sólo un milagro divino podría contra semejante aplanadora.
6. Finalmente, un ciudadano un voto, es equivalente a una comunidad un voto en el área rural. Esta es una nueva forma de coerción comunitaria, contra el látigo de los caciques que choca con las normas de una democracia sana.
En consecuencia, el triunfo del caballo del Corregidor es un hecho. Y la pregunta: ¿Es civilizado votar en estas condiciones?... ¿No será posible desarrollar actos democráticos ejemplares y de respeto a la voluntad popular?...
Muy a propósito, Octavio Paz con precisión escribía: “El marxismo hispanoamericano no es sino una suma de vulgaridades simplezas y obcecaciones, un verdadero oscurantismo -y agrega- nuestros intelectuales de izquierda heredaron también la intolerancia jacobina y la creencia ingenua en un puñado de frases como llaves del Universo y de la historia”.
Vivimos pues un mundo de confusión, incertidumbre y materialismo; donde hablar de Dios, libertad, paz y justicia, de valores y derechos humanos, no está a la medida de la época. Aquí, están mezclados los egos, la ignorancia y la corrupción. Nuestra experiencia de procesos electorales anteriores, entre esos, el que dio el triunfo legítimo al actual gobierno, pero cuyo avance nuevamente se ha fracturado para volver a viejos oscurantismos.
Y concluimos: El odio nada construye; es estéril, es mortal. Todo lo que toca su aliento envenenado se marchita, como una maldición que agosta cuanta flor alcanza. Los seres humanos, debemos cerrar el espacio a ATILAS que pasaron por el mundo dejando una huella de destrucción y esterilidad.