ENTRE COLUMNAS
Muertos vivientes
Muertos vivientes
Rodolfo Mier Luzio.- "Ni un muerto en mi gobierno. Si no es así, me voy a mi casa...”, dijo el Presidente a tiempo de recibir el mando del país por primera vez. Pero no. Hubo muchos muertos, presos, exiliados y sigue gobernando. Hasta parece que el presidente-candidato les tomó cariño y, ahora, nos ofrece hasta ciudadanos votantes muertos, jurados muertos y para completar la serie de terror, electores fantasmas con documentación inexistente. Este hecho debe ser único en el mundo, como casi todo lo que hace el oficialismo; por ejemplo ahora, los niños bolivianos no nacen con un pan bajo el brazo, sino con 3.000 dólares; y ahora, por lo dicho por un senador, no sólo tienen nueve opciones para nacer; de acuerdo con un proyecto elaborado, supuestamente por el IGM, habrá 24 departamentos o sea 24 opciones.
Todos estos temas que los comentamos serían sólo unas series de terror o dramatizaciones oficialistas si no tuvieran que ver con la seriedad de los comicios y la necesidad de tener un país que viva en democracia; de ciudadanos que el próximo 12 de octubre asistan a las urnas confiados en que su voto será respaldado por un Tribunal Supremo Electoral, que maneja los asuntos electorales con la seriedad que merece nuestra práctica democrática, y no tengamos que hacer fila junto a muertos que han debido morir de bronca al ver que su voto no fue respetado o fue manipulado.
En realidad, no es por los muertos que el ciudadano protesta; es porque ese hecho significa que no se ha manejado el padrón electoral con la seriedad y el profesionalismo que requiere algo tan importante como son unas elecciones presidenciales; porque, del resultado de ese trabajo, dependerá tener un país donde se respete la democracia, que encierra en sí, todos los otros valores.
A sólo días de la realización de un evento tan importante, el TSE habla de modificaciones del Padrón Electoral Biométrico; es decir, los errores que se dieron o se puedan dar, para estas elecciones del 12 de octubre, quedarán ahí en el olvido junto a los muertos vivientes que nos acompañarán a votar.
Qué mala suerte la de los bolivianos con las autoridades que tienen en sus manos tan importante actividad como son los comicios electorales, de los cuales depende vivir en un país ordenado, en democracia y con la confianza de que quienes salgan electos, tengan un verdadero respaldo ciudadano.
Por lo menos...esa es mi opinión.
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