Miércoles, 5 de noviembre de 2014
 

DESDE LA TRINCHERA

Robo con garantía de impunidad en Todos Santos

Robo con garantía de impunidad en Todos Santos

Demetrio Reynolds.- Fue una gran idea esa de no ir a ninguna parte a esperar a las almas en Todos Santos, menos olvidar que en octubre recién pasado el “soberano” renovó a los sindicatos el derecho a bloquear calles y caminos (nadie ha dicho, pero se entiende claramente). Porque les cuento que al retornar me topé con una muchedumbre que se agolpaba a las ventanillas en pos de conseguir un pasaje. De un extremo a otro, desesperada, deambulaba la pobre y sufrida marea humana. ¿Por qué moviliza a tanta gente Todos Santos? ¡Increíble!
En todas las terminales terrestres ha debido ocurrir poco más menos lo mismo, pero yo estuve de paso allá en la de San Felipe de Austria. Y no recuerdo haber visto ni en año nuevo ni en carnaval que los puestos de venta de boletos se conviertan en apachetas de asalto a plena luz del día y con la flagrante complicidad de los “verde-olivos” que ese día parecían estar ciegos o de vacaciones, con uniforme y todo. De tal suerte que al respetable público nadie le hacía respetar.
Los empresarios de las “flotas” sin miedo a las almas que vinieron a visitar a los vivos, incluso a los “vivísimos” del autotransporte público, cobraron sin cargo de conciencia hasta cuatro veces el costo ordinario de un pasaje. Es noviembre, no hay duda, pero ellos hicieron de esta fecha su espléndido “agosto” para esquilmar sin compasión a los pasajeros, y al mejor estilo neoliberal, con la regla de oro conocida: la oferta y la demanda. Son, como se habrá podido advertir, neoliberales socialistas o socialistas neoliberales; rara especie cuyo origen misterioso se remonta a los heroicos tiempos del Chapare inexpugnable.
En esa circunstancia de la espera, un amigo me previno: “no se te vaya a ocurrir protestar o recurrir en queja a los ‘pacos’; no sólo que perderías tiempo sino que a ti más bien te llevarían a la chirola por ser un militante confeso de la ‘derecha’. No te olvides que ellos, los sindicatos, son los que gobiernan ahora, y de modo oficial lo harán a partir de enero próximo, pero ya se los ve con la soberbia pintada en el rostro. Transportistas, cooperativistas mineros, fabriles, maestros jubilados, la COB en pleno, además de los originarios indígenas de tierra adentro y otras sectas anexas, son pues la nueva fuerza constituida con la generosa venia del ‘soberano’. Así que, amigo, –concluyó– con mucho cuidado”.
Y entonces acallé la protesta que me bullía dentro. Yo que quería denunciar también que los servicios públicos, como los baños, por ejemplo, son un verdadero asco. ¿No habrá ido a darse una vuelta por allí ni siquiera por casualidad (pensaba para mis adentros) alguna autoridad edilicia, aunque sea de esos de índole municipal y espeso? O quizás de tanto ver lo mismo todos los días, ya les parece normal que estén en el estado en que están.
Tras varias horas mortales de espera, a duras penas, al fin conseguí mi pasaje. Y todavía pensaba que en vista del excesivo costo del mismo cumplirían los cogobernantes cuando menos el horario que anotan en el boleto. Desgraciadamente, no. Salen a la hora que les da la real gana, y llegan a su destino en el tiempo que el buen humor le permite al conductor, quien, a veces, por haber salido tarde, se las da de haz del volante en el camino, en cuyo caso no queda más que clamar al cielo por su santa protección. Tenía razón una periodista al pensar que ni son todos ni tan santos, en Todos Santos, sino todo lo contrario.