S�bado, 5 de julio de 2014
 

EDITORIAL

Los datos del Censo, un triunfo de la arbitrariedad

Los datos del Censo, un triunfo de la arbitrariedad



Los da�os que la mala labor del INE ha hecho a nuestro pa�s son enormes y sus efectos negativos se proyectar�n durante los pr�ximos a�os

Como si las irregularidades que fueron acumul�ndose antes, durante y despu�s de la realizaci�n del Censo Nacional de Poblaci�n y Vivienda de 2012 no fueran por dem�s suficientes para que ya nadie pueda tomar en serio los informes del Instituto Nacional de Estad�stica (INE), durante los �ltimos d�as se ha sumado una sombra m�s de duda sobre tan importante relevamiento de informaci�n estad�stica con la publicaci�n de un tercer informe.
Seg�n las explicaciones proporcionadas por el INE, esta nueva versi�n se diferencia de las dos anteriores porque los datos fueron sometidos a una �revisi�n exhaustiva� de la base de datos, de los archivos f�sicos y los registros digitales de los datos censales. El resultado de los 19 meses dedicados a esa tarea habr�a sido un incremento de nada menos que de 32.602 personas con relaci�n al anterior informe, el que se public� con el r�tulo de �oficial�, y de 362.659 personas del informe �preliminar�, el que fue presentado en enero de 2013 por el presidente Evo Morales.
Tal como era de esperar, tan significativas variaciones no pasaron desapercibidas para quienes m�s rigurosamente han vigilado todo el proceso censal desde sus etapas previas hasta los resultados que ahora se conocen. Y como tambi�n ya es habitual, las explicaciones del INE no han sido convincentes y s�lo han servido para confirmar que todo el proceso fue llevado a cabo en medio de graves deficiencias t�cnicas.
Todas las deficiencias acumuladas durante el proceso han dado a su vez lugar a muchas otras, como tambi�n era de prever. La enorme confusi�n y falta de confianza que rodea los datos publicados recientemente por el Tribunal Supremo Electoral, reflejados, por ejemplo, en la enorme brecha que separa la cantidad de personas inscritas para las pr�ximas elecciones que supera ampliamente las previsiones del TSE.
Si a lo anterior se suma que todas las imprecisiones tienen como tel�n de fondo muy serias dudas sobre la validez de la cartograf�a utilizada, el resultado es que los datos del Censo 2012, lejos de dar una idea m�s precisa y actualizada sobre la realidad demogr�fica de nuestro pa�s, no han hecho m�s que multiplicar la confusi�n, la incertidumbre y la desconfianza.
En lo inmediato, la primera v�ctima de esa situaci�n ser� sin duda el proceso electoral en curso. Es que si los datos b�sicos a partir de los cuales se ha planificado todo el proceso no son dignos de confianza, mucho menos lo ser�n las decisiones que se tomen a partir de ellos. Y lo mismo podr� decirse cuando llegue el momento de tomar otras decisiones basadas en la distribuci�n demogr�fica de nuestro pa�s.
Como es f�cil constatar, los da�os que la mala labor del INE ha hecho a nuestro pa�s son enormes y sus efectos negativos se proyectar�n durante los pr�ximos a�os. Toda una lecci�n sobre lo funestas que pueden llegar a ser las consecuencias de la subordinaci�n de nuestras instituciones a los c�lculos pol�ticos circunstanciales y sobre lo urgente que es revertir la tendencia que conduce de la institucionalidad al imperio de la arbitrariedad.