DE-LIRIOS
¡Qué viva el petróleo!
Rocío Estremadoiro Rioja.- Al ser amante del canto de las aves y peatona desde siempre, me enerva el rumor metálico de los motorizados. Peor aún en las urbes bolivianas donde peatones y ciclistas tenemos que soportar el crecimiento desmedido del parque automotor y, cotidianamente, insultos, bocinazos y humos malolientes bajo el riesgo de que un noble conductor, te atropelle. Por ende, insisto, al preferir los dulces sonidos de la naturaleza, si hubiera estado en inmediaciones de los lugares por donde pasó el Dakar, tal acontecimiento me arruinaba el paseo...