DÁRSENA DE PAPEL
Argentina para bolivianos
Oscar Díaz Arnau.- Los argentinos se han vuelto neurasténicos: viven pendientes de la ‘sensación térmica’ —que en verano suele ser más alta que la “fría” temperatura de los termómetros— y, superados por el mero calor, se agobian de solo escuchar el dato que marca un exceso de humedad realmente insoportable. Ya casi no cultivan su —esta vez entendible— narcisismo por Bergoglio, al que vuelven de tanto en tanto para no abandonar su capacidad de asombro ante el fenómeno del desapego pontifical de Francisco, un Papa más hombre de pies en tierra y menos tintura celestial. Les aprieta el bolsillo y la política y sus cultores no ofrecen salidas: “con planes (bonos asistenciales varios) no alcanza”, parece ser la morajela argentina...